Diario de León

IDIOMA LEONÉS

El leonés 'real' se pone delante de las cámaras

La Cátedra de Estudios Leoneses sube a Youtube 50 vídeos con usuarios del idioma. Son obra de Rici Comunicación

Eva González, vecina de Palacios del Sil, durante una de las grabaciones. Al fondo, los picos Cerisaléu y Solumbreiru. RICI COMUNICACIÓN

Eva González, vecina de Palacios del Sil, durante una de las grabaciones. Al fondo, los picos Cerisaléu y Solumbreiru. RICI COMUNICACIÓN

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E. GANCEDO | LEÓN
León

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No son actores. Son gente normal y corriente de un puñado de comarcas que se han puesto delante de la cámara y que, sencillamente, hablan. Hablan de su pueblo, de las labores que se hacían antaño, recuerdan cuentos, costumbres, fiestas, vivencias... y lo hacen además en su lengua materna, en este caso, las diversas variantes del leonés. Es lo que puede encontrarse en los vídeos que la Cátedra de Estudios Leoneses de la ULE ha encargado a la empresa Rici Comunicación, unas 50 grabaciones que ya pueden verse, libremente, a través del canal que la Cátedra tiene en Youtube .

«Pasábamos más fame que fartura», comenta Isaac Peláez, de La Baña, en uno de ellos. También explica este cabreirés cómo «muñían las cabras pa tener lleite», y que, de aquella, había «más llobos que ouveyas». Y además describe las «carrancas de fierru» que ponían a los perros para protegerlos de las alimañas. ¿Que para qué servían? Pues para que los lobos no les saltaran «a las gorxas» gracias a unos picos «feitos pol ferreiru». Hasta recuerda los palos que les daba «el mayestru».

María L. Bolaños, una de las ‘patas’ de Rici Comunicación junto a Álvaro Antona, explica que el objetivo de estos vídeos es doble: «Por un lado queremos que funcionen como un material divulgativo accesible a cualquier persona, que todo el mundo pueda verlos y sobre todo que puedan ser usados para fines didácticos; por ejemplo, que un profesor de bachillerato, en vez de contar que existe esta lengua, que muestre los vídeos a sus alumnos». «Por otro —continuaba—, entendemos que también tiene una vertiende académica, que los expertos pueden comprobar con ellos ciertos aspectos del idioma o su grado de conservación».

La Cabrera, el Alto Sil y Laciana en la provincia de León, Sanabria en la de Zamora, El Rebollar en Salamanca, el distrito portugués de Miranda de Douro y el enclave fronterizo de Rihonor son los espacios geográficos a los que han acudido los profesionales de Rici, empresa también responsable de la serie de documentales Llionés, exhibidos a través de TVCyL.

En cuanto a la manera de proceder a la hora de realizar estos vídeos, comentaba Bolaños que iban localizando a posibles protagonistas, poco a poco, ‘tirando del hilo’. «Unos conocían a otros y, dependiendo de las ocasiones, la cadena se alargaba más o menos. Luego nos acercábamos a los pueblos y entrevistábamos a estas personas, aunque muchas veces hablábamos más antes de la grabación que durante ella, para ganar confianza», describía, haciendo notar cómo, después de todo ese ‘palique’, la gente se solía «soltar» dado que se daban cuenta «de que lo que contaban nos interesaba de verdad, que no era un trámite, y cuando veían que nos sorprendía una palabra, se esforzaban en decirnos más». También descubrieron que el formato de diálogo entre dos personas «funciona muy bien, porque se van animando entre ellos», y que en la mayoría de las ocasiones «nos costaba marcharnos», dicen, de cada uno de esos lugares.

En cuanto al tópico del estigma de la lengua, María Bolaños lo ha notado en la gente, claro está, tras tantas voces como escucharon sobre que aquello era «hablar mal»... excepto en La Baña. «Es algo totalmente distinto, allí lo hablan todos de una forma de lo más normal, y los niños también. Es tan cotidiano que un señor de 93 años nos decía que el maestro («el mayestru») nunca les reñía por hablar ‘el bañés’». «Además, hay que tener en cuenta cómo están hoy los pueblos... la mayoría de las veces la gente agradece que les prestes atención, que pases la tarde con ellos», concluye.

Y en la pantalla se oye a Manolo Peláez preguntándole a su padre: «¿Pá, cuántos rapaces íbades a la escuela?». Y a él respondiendo: «¡Mueitos!».

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