Diario de León

Letras

Leonor Merino, tras los pasos de Woolf

La doctora, traductora y poeta leonesa regresa al mundo literario con ‘Sed para asombrar el agua’, un nuevo poemario en el que vuelve a incidir en su línea creativa lírica y espiritual

León

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Tiene un curriculum impecable la leonesa Leonor Merino, doctora en Filología Francesa por la Universidad Autónoma de madrid. Como investigadora y divulgadora, experta en literatura francesa y magrebí. Como traductora, también. Pero tiene otra debilidad en forma de virtud como es la de poeta. Poeta tras la senda de Blas de Otero, Francisca Aguirre, Virginia Woolf, Luther King, Tierno Galván, Víctor Jara, entre otros. Así mezclados como forma de expresar tanto sensibilidad como su versatilidad y eclecticismo. Y de todo eso hay en su último poemario que ahora lanza al mercado: Sed para Asombrar al Agua (Librería & Editorial Diwan).

En esta obra poética, los versos se desgranan por cuatro apartados (Santuario, Brindis, Esquirlas y Gaia); «así como queda expresado que, remando hacia el interior y del manantial íntimo en el silencio místico, brota la necesidad de sed: el compromiso con la búsqueda de absoluto que asombre y amanse al agua líquido amniótico, que nos lleva por el río de la vida cuya agua suele navegar hedionda: nuestra implicación y responsabilidad, para nutrirla con actitud generosa y positiva, es necesaria a lo largo del recorrido, río abajo de la vida.

Y son explicaciones así largas que se ajustan a su carácter, dotado de un gran componente espiritual que casi le hace sentir el verso como forma de hablar.

Así, cuando recuerda también su ciudad y su familia, los poemas se intercalan, para explicar con sentimientos ese hilo que mantiene desde la distancia, en concreto desde su residencia actual en la localidad madrileña de Mirasierra. Y así, literalmente, se extrae de estos versos el recuerdo de León y su padre: «Recuerdo las enseñanzas de mi querido padre. Su amor, su entrega, están en mí sellados», afirma. Y regresa a sus años de infancia para rememorarlos: «Mis veranos infantiles y adolescentes en Valdefuentes del Páramo y en San Pedro de las Dueñas», rescata también para destacar su larga lista de familiares, que dieron tanto de sí hasta para el encuentro de la celebrada comida en la que se juntaron hasta 100 familiares.

Este nuevo poemario tiene, igualmente, connotación de invocación, exhorto, con significado enigmático que puede interpretarse por cómo el Ser, la Vida, surge en un asombro a partir del Agua: «Sed de Ser», explica y se cuenta en el texto promocional.

Aquí es donde adquiere su protagonismo el pez como «animal subacuático del inframundos, proverbialmente símbolo del inconsciente».

El pez ojo es imagen de ese asombro y su ojo abierto, alegoría del estado iluminado de la consciencia. La brillante portada de Alberto S. Merino completa ese mensaje.

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