Diario de León

Localizan una nueva lápida vadiniense en el valle de Valdoré

En ella aparecen grabados los nombres de dos clanes hasta ahora desconocidos.

Imagen de la lápida funeraria montañesa que ahora ha sido analizada y traducida.

Imagen de la lápida funeraria montañesa que ahora ha sido analizada y traducida.

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j. m. campos/e. gancedo | león
León

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Una nueva lápida funeraria de los vadinienses, tribu que ocupó la Montaña Oriental leonesa y que luchó contra las legiones romanas en torno al cambio de era, acaba de ser estudiada y dada a conocer. Fue gracias a un miembro de la asociación cultural Ruta Vadiniense como se descubrió y se tuvo acceso a esta estela hace unos dos años, en una casa del valle de Valdoré. Ahora, los historiadores Eutimio Martino y Siro Sanz han finalizado el análisis y traducción de la misma.

Ambos expertos certifican la importancia de este nuevo hallazgo, un descubrimiento que ratifica el entorno de Crémenes como «el mayor foco de lápidas vadinienses conocido», pero en el que tampoco faltan testimonios estrictos de la presencia romana: así, por ejemplo, recuerdan las dedicadas a Iovi Optimo Maximo o a Iulius Crescencius.

Según Eutimio Martino y Siro Sanz, la lectura de la lápida en cuestión sería la siguiente: TRIDIO . QUIEO . BE / DVNIGUM . CORAI / NA . ANTORIGENUS / AVNCL(O) S(UO) . P(OSUIT) . H(IC) S(ITUS) E(ST). Y su traducción: «A Tridio Quieo de los Bedunigos. Coraina Antorigenus lo dedicó a su tío (materno), aquí yace.

Sobre todo destaca esta pareja de expertos lo novedoso e inédito de los dos clanes cuyos nombres aparecen grabados en la piedra, Bedunigum y Antorigenus , hasta ahora ausentes por completo de las fuentes históricas. Siro Sanz apunta el interés del cognomen Quieo (apellido o apodo familiar), pues se encuentra también en una histórica fuente de la zona en la que ha aparecido esta nueva pieza. «El nombre Tridio está, asimismo, presente en una lápida de Riaño y en otra de Remolina. Tampoco el radical Cora es desconocido en la comarca. En el mismo valle, anteriormente, habían aparecido otras tres lápidas vadinienses, y una de ellas, al igual que ésta, también subraya la importancia del ‘avunculado’ (el tío materno) entre los antiguos cántabros», recuerda Sanz, quien apunta cómo la parte superior de la lápida aparece quebrada, pero en ella se reconoce el dibujo de un ‘torques’ o collar entre dos arbolitos. «No aparecen, en cambio, motivos recurrentes como la invocación a los dioses Manes ni el gentilicio vadiniense, tampoco el caballo», dice Siro Sanz, quien junto a Eutimio Martino publicará un estudio pormenorizado, centrado sobre todo en los nombres de los citados clanes, en el próximo número de la Revista Comarcal de Riaño.

La lápida ahora analizada se encontraba en una casa particular de uno de los pueblos del valle, más concretamente en la corte del ganado. Gracias a las gestiones de un miembro de la asociación Ruta Vadiniense, con sede en Cistierna, ha podido ser fotografiada y estudiada, pero por el momento se desconoce si se procederá a su traslado a algún museo o centro cultural. «Lo idóneo sería que fuera a un museo de la comarca, como el de Sabero o el de Riaño, recordemos la lápida de Llama de la Guzpeña, que hace cinco años se llevó a León y de la que a día de hoy no sabemos nada», argumentó Sanz. Hasta el momento se conocen cerca de 70 lápidas vadinienses, la mayor parte conservadas en el Museo de León. Casi todas proceden de la Montaña Oriental leonesa y del Oriente de Asturias.

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