Diario de León

‘Claraboya’, así que pasen 50 años

El Conservatorio acoge mañana una velada literario-musical y el homenaje a Agustín Delgado.

León

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Cincuenta años después de que la revista Claraboya viera la luz, León vuelve a reunir a su grupo fundacional. El Conservatorio será mañana el escenario de un doble acontecimiento: una velada literario-musical, con la que se conmemora el medio siglo de la revista; y el homenaje al poeta Agustín Delgado, uno de los ideólogos de la publicación, fallecido el año pasado y, sin duda, el más olvidado del grupo.

El escritor y académico Luis Mateo Díez, uno de los pilares importantes de los ‘claraboyos’ —como a ellos mismos les gusta llamarse—, oficiará como maestro de ceremonias y leerá una selección de poemas de Agustión Delgado. Con música del Trío Adagio, integrado por la soprano Patricia Pérez, la pianista Rosa Sanz y el violinista David de la Varga, los fundadores de Claraboya desvelarán los entresijos de una revista que con sólo 19 números resultó vital para una generación de escritores. Juan José Lanz, profesor de la Universidad del País Vasco, abordará, precisamente el impacto de Claraboya en la poesía española. Ángel Fierro y José Antonio Llamas, que con los citados Luis Mateo y Agustín Delgado, conformaban el núcleo central de Clarabaya, respasarán su obra poética.

La velada, que cuenta con el beneplácito del Instituto Leonés de Cultura, hará un guiño a los ilustradores de la revista. En el escenario, junto a una fotografía de Agustín Delgado, habrá cuadros de los dibujantes Antón Díez (hermano de Luis Mateo) e Higinio del Valle.

En el otoño del 63, cuatro jóvenes poetas, la mayoría procedentes del Seminario, ponían en marcha una aventura editorial que, medio siglo después, sigue siendo un referente. El propio título de la revista hacía alusión a la necesidad de poner luz en una época oscura en todos los sentidos. El poderoso ministro de Información Manuel Fraga también se cruzaría en su camino.

Junto a estas jóvenes promesas de la literatura, la revista, que se editaba en los talleres de la Diputación, donde el padre de Luis Mateo Díez trabajaba como secretario, permitió a una generación descubrir tanto la literatura que se hacía en otros continentes como a los escritores ‘emergentes’ en aquel momento.

Al modo de los manifiestos de las vanguardias, Claraboya hizo su particular declaración de intenciones, que, entre otros principios, daba por ‘muerta’ la poesía anterior, al tiempo que se proponía conectar a la poesía española con los grandes temas de la poesía mundial.

Pese a todo, la revista no pudo desprenderse de la ‘herencia’ de su antecesora Espadaña y del magisterio de Antonio González de Lama y Bernardino M. Hernando.

Dos años después de la ‘defunción’ de la revista el grupo publicó Equipo Claraboya. Teoría y poemas, donde criticaban «el esquematismo con que la generación de los años 50 corseteó la materia poética y redujo su lenguaje».

Antonio Gónzalez de Lama escribió en las páginas de este mismo periódico, el 5 de octubre de 1964: «La poesía de Claraboya, como antes la de Espadaña, se hace en León, pero se oye en España».

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