La luz cálida de José Antonio Barrera

En estos días de frío, en el Colegio de Arquitectos hay la luz cálida de la provincia. Y va de La Valdorria a una bajada a La Cepeda, un Nevó en La Azotea, La Catedral de fondo... La vida pintada por José Antonio Barrera es una oportunidad luminosa de disfrutar de sus óleos y acuarelas y de dejarse llevar por la ensoñación de lo que se ha visto al natural y que él presenta como su mirada de artista.

Queda esta semana que empieza para ver su colección espectacular titulada Arquitecturas pintadas en el Palacio de Gaviria, esto es hasta el 10 de enero, y en horarios de 11.00 a 14.00 horas.

Él dice que quería durante estos días navideños presentar una oportunidad para que León esté entre todos los que asistan a la exposición, porque muchos de los cuadros de este pintor surgen con la provincia como inspiración. Y si hay que elegir momento, tiene claro que al atardecer, pintando sobre el terreno, allá donde surge la gran luz «se produce la máxima calidez de los colores», afirma. Y ahí están sus cuadros para demostrarlo, a partir de la experiencia de quien se sabe bastante de esos momentos a lo largo de los años de un maestro y profesor, que pinta en Carrizo, en León y allá donde descubra que pasa ese momento sublime del contacto entre lienzo y pincel y la intuición mezclada con la imaginación.

Así, recordaba al hilo de las técnicas o formas de afrontar el lienzo en blanco, que en su caso prefiere lanzarse sin paracaídas: «Yo no dibujo, empiezo a pintar. Y lo primero igual es una mancha. No busco la perfección de acuarelistas minuciosos. Te acercas y ves otra cosa. Ya decían que la pintura huele mal para que el espectador se aleje y no vea los defectos del cuadro», relataba para demostrar que en todo arte ha de haber algo de pulsión creativa como motor que arranque lo que después se ve como obra finalizada.

Arquitecturas pintadas es una obra que continuará, porque para José Antonio Barrera la creación es ejercicio en movimiento.