Diario de León

Matorra novela la historia del viejo Riaño

«Tocan las campanas a concejo, Riaño un sueño» se adentra en la vida de los que se dejaron parte de su vida en el embalse

Alfonso González Matorra junto a los participantes en la presentación de su primer libro que versa sobre Riaño. CAMPOS

Alfonso González Matorra junto a los participantes en la presentación de su primer libro que versa sobre Riaño. CAMPOS

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Cistierna

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El salón de plenos del Ayuntamiento de Riaño acogió la presentación del libro «Tocan las campanas a concejo, Riaño un sueño» de Alfonso González Matorra. Participaron en este acto Ramiro Pinto prologuista de la obra, los ilustradores Mónica Conde y Pedro Valbuena, la correctora Pilar González y Miguel Ángel Valladares responsable de la revista comarca del Riaño. Este libro habla los años en que se expropiaron los pueblos que años después se hundieron bajo las aguas del embalse, ofreciendo pistas sobre qué es lo que ahí sucedió.

Pinto una de las personas ligadas a la historia de la lucha por un Riaño vivo destacó de esta obra literaria cómo se refleja lo que pasó en el contexto de años 50 «todo ese mundo de la codicia, la avaricia del engaño que lo aborda como un arquetipo sin señalar especialmente a nadie. Todo se recoge con un enorme valor literario». Para Pinto la metáfora de esta novela «la escuche cuando al autor, Alfonso, se le acercó un vecino de Riaño y le dijo que es esa novela -estamos todos-». Se lamentó que después del dolor que generó el embalse ahora haya caído en manos de un fondo buitre Kuwaití.

Alfonso González inició su intervención presentado a los vecinos de Riaño que están en la fotografía que conforma la portada del libro: la tía Demetria, Pedrín, Eugenia, Valentín y Vicente. Primero pasó unos años dormido con el dolor metido por el derribo del pueblo de Riaño «hasta que un día me desperté, en 2008, y decidí que no pararía hasta lograr un objetivo que me plateé divulgar los valores que de lo que había quedado ahí bajo las aguas del embalse. Llevo a Riaño conmigo cada día». Recuerda González Matorra que todo se inició cuando un día con su hija jugaban a escribir libros. «Ella escribió un párrafo y yo una página. Y esa fue la primera página de este libro de 622 páginas y de todo un proceso de siete años. A partir de ahí empecé a pensar en mis recuerdos de infancia, y en toda esa gente que para mía había tenido un significado». Quiso matizar que la novela es un homenaje «a los paisanos y a lo nuestro. A esa gente podre y humilde». Algunos les ha gustado el libro por vivir, «eso es algo que me ha llegado mucho». Finalizó deseando que los que se acerquen al libro disfruten de él, «les haga sentir y también pensar un poco», según González Matorra.

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