«Me siento como quien descubre un tesoro»

e. g. | león

Todos los aficionados a la música tradicional leonesa conocen a Víctor Astorgano —maragato que hace honor a su apellido—, bien por haberlo escuchado en multitud de eventos festivos, bien por haber recibido clases de este elegante, virtuoso, paciente y apasionado gaitero. Pero quizá no sepan que ya está en la calle Treiraro, el disco editado con motivo de haber ganado el Premio MT Joven Valor 2015.

—¿Qué ha supuesto para ti tanto el premio como la grabación de este disco?

—Ha sido una oportunidad muy guapa para llevar a cabo un proyecto que me venía rondando la cabeza desde hacía tiempo. Me ha supuesto mucho esfuerzo (mío y de los que están a mi lado), pero me siento muy contento, sí.

—¿Qué tipo de canciones quisiste incluir y por qué? ¿Cuáles son las que te han quedado más ‘redondas’?

—El repertorio está compuesto de temas leoneses, muchos de nuestro repertorio gaitero y otros, piezas cantadas adaptadas para gaita. Son temas que, o no estaban anteriormente editados o que, aun estándolo, he tratado de ofrecerlos de manera diferente a versiones anteriores. ¡Y también hay un tema compuesto por mí! Se trataba de que quedara una lista variada, y creo que ha sido así. Pero me cuesta elegir sólo uno de todo el disco... Por ahí están la Dulzaina cabreiresa, la Jota de la montaña babiana, la Muñeira de Candín o el Tributo al Negrillón.

—Veo que te has rodeado de otros talentos leoneses del folk. ¿Qué han aportado estos otros músicos a tu disco?

—Sí, he tenido la suerte de contar con muchos amigos. Están las chicas de Gritsanda, Tarna, mis compañeros de Gändalf... Gabriel González, Alfonso de las Matas, José María Martínez, Francisco Javier González, Antonio Renilla, Sergio García, Luis Nicolás, todos miembros de otros grupos leoneses. Y hay dos colaboraciones muy especiales para mí: la de Nemesio Alonso, veterano gaitero de Torrestío, y la de Elena, mi mujer, que no sólo ha tocado la pandereta en dos temas sino que además ha puesto mucho de su tiempo y su paciencia para que yo pudiera realizar el trabajo.

—¿Por qué ese título?

—Bueno, me identifico mucho con él porque es algo que ocupa mi cabeza gran parte del tiempo: treiraro es el trocín de un tarareo, de los muchos que me rondan la mente o que me descubro cantando en cualquier momento del día...

—Muchos de estos temas son tradicionales leoneses. ¿Qué sientes al dar nueva vida a estas creaciones colectivas y anónimas?

—La mayoría son temas que no están muy manidos y que, por tanto, para mucha gente serán desconocidos. Me atrevería a decir que alguno es incluso inédito. Entonces me siento como el que descubre un tesoro. Por lo menos darle vida a piezas que de otra forma podrían pasar desapercibidas o caer en el olvido. Me emociona cuando la gente te viene y te dice: «Jolín, qué guapa la Jota de la montaña babiana...». Me hace sentir orgulloso, no de mí mismo, sino de lo que tenemos en nuestro folclore.

—¿Qué le hace falta al folk leonés para estar más presente y ser más conocido?

—Enseguida me viene reclamar un poco más de apoyo institucional... Pero sobre todo una cosa aún más importante: tratar el folclore como merece y que lo nuestro sea lo primero. Que la gente escuche discos leoneses, que se pongan en los bares, conduciendo en el coche, en todos lados... y que no le bajen el volumen cuando se acerque alguien de fuera.