Una medalla en 1892 para Sebastiana Gancedo

En la Imprenta de los Herederos de Ángel González, en Puerta Obispo 11, en 1893 quedó todo registrado. La Exposición Regional Leonesa de 1892 quedaba así contabilizada. Cinco años antes se había celebrado la Exposición Universal de París, por ejemplo. Pero en León, en ese año, se aspiró a una apuesta por el progreso. Estos leoneses que impulsaron el encuentro miraban al futuro, que no sería el de ahora ni siquiera, y lanzaban un órdago tal vez no reeditado 130 años después: un León con vistas al porvenir, al emprendimiento, al inventar y crear y ser productivos. En definitiva, nada que ver con lo de contar reyes para dormir.

Aquí hay una historia de mujer. Porque en aquellos tiempos, aún más que ahora, su papel secundario solo se sustituía por hitos de vez en cuando. La Exposición Regional Leonesa entregó medallas en todas las disciplinas socioeconómicas habidas y por haber. Y una de ellas fue para Sebastiana Gancedo por su actividad en torno al tejido y lo relativo a lo textil. Si apenas hay información, la medalla subsistió en casa de David Puente, un experto y apasionado de la documentación y la biblioteconomía.

La segunda mujer de este relato es su abuela, tal vez la que detona todo este recuerdo del que apenas hay documentación salvo una memoria de todo lo que se hizo y que salvaguarda como oro cultural leonés el Instituto Leonés de Cultura. «Cuando murió mi abuela, Antonia Luisa López Pacho, fue cuando empecé a indagar la procedencia de la medalla», cuenta Puente, que a través del apellido también conecta con Emilio Gancedo, coordinadoR de actividades culturales del ILC y compañero por tanto de David Puente. Resulta que son familia, como López Pacho del recordado Félix Pachoreyero. O sea, como ocurre tanto aquí, todo queda en León.

Hasta aquí sería la historia del recuerdo cuando los seres queridos se van. Pero la Exposición Regional Leonesa de 1892 fue todo un acontecimiento del que consta un pequeño libro. Ese encuentro tenía una visión universal. Se presentaron pequeñas industrias y grandes. Obras de arte y de música y literatura. Alimentación y agricultura. La gente quería destacar en lo individual y en lo colectivo. Como Sebastiana Gancedo, tatarabuela de David Puente y hermano del bisabuelo de Emilio Gancedo. Un leonés presentó, por ejemplo una máquina para cortar Ostias. Otro creó una Oda al sublime acto de Guzmán el Bueno . Se pudo ver un regalo de la reina regente. En definitiva, un cajón de sastre que era el intento de crear un León brillante. «Con la Exposición Regional Leonesa, nuestra capital demuestra que ansía la cultura y los adelantos». Eso quiso ser y así consta. Así como las dificultades internas que encontraron el presidente de la exposición, José Rodríguez Vazquez; el vicepresidente, Cayo Balbuena; en lo literario, Ramón del Busto; propaganda, Cecilio Diez; catálogos, Salustiano Posadilla; instalación, Miguel Marchamalo; Hacienda, Jacinto Sanchez; gobierno interior, Manuel Gutiérrez; música, Miguel Mallo; secretario, Paulino Monteserín. Juntos lograron ese León de lo regional a lo universal.