Diario de León

Merino: «Me ha felicitado la lengua española en conjunto»

Conceden a José María Merino el Nacional de Narrativa mientras participa en Panamá en el Congreso del Idioma .

El académico leonés José María Merino recuerda que comenzó a escribir el libro premiado porque llevaba tiempo con ganas de abordar el tema del amor y la traición .

El académico leonés José María Merino recuerda que comenzó a escribir el libro premiado porque llevaba tiempo con ganas de abordar el tema del amor y la traición .

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e. gancedo | león
León

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Parece el lugar más idóneo para recibir una noticia como esta. El escritor leonés José María Merino se enteraba ayer de que su novela El río del Edén había sido reconocida con el Premio Nacional de Narrativa que cada año concede el Ministerio de Cultura mientras participaba en Panamá en el VI Congreso Internacional de la Lengua, cita a la que han acudido profesores, editores, expertos y representantes de todas las academias hispanoamericanas. Por eso resulta fácil imaginar el continuo trasiego de enhorabuenas y parabienes del que fue objeto durante la jornada entera. Y por si no lo imaginamos, el novelista lo cuenta: «Me ha felicitado todo el mundo, gente de todas las instituciones, como si fuera la lengua en su conjunto. Porque además del Congreso Internacional hemos celebrado el Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua, de la que soy tesorero, ha ido todo estupendamente y tras la última sesión nos invitaron a una excursión, fue entonces cuando me transmitieron la noticia».

De «regalo inesperado» calificó José María Merino el galardón, dotado con 20.000 euros, así como de gratificante reconocimiento a una trilogía novelística, la que denomina Los espacios naturales , iniciada con El lugar sin culpa (ambientada en la isla mediterránea de Cabrera), proseguida con La Sima (con escenarios inspirados en la Montaña Occidental leonesa) y concluida con este El río del Edén (ubicada, en parte, en las riberas del Tajo y en la laguna de Taravilla). Un ambicioso ejercicio literario en que algunos de los más prodigiosos paisajes ibéricos sirven de contrapunto simbólico y narrativo a las pasiones, contradicciones y temores de los protagonistas.

De esta manera, el autor confirmaba que la naturaleza está presente en el libro porque los personajes, «cuando se conocieron, vivieron un idilio allí, en la zona del Alto Tajo, en la laguna de Taravilla, lugar donde dice la leyenda que el mítico conde Don Julián, un gran traidor, ocultó sus tesoros». En El río del Edén , Merino se ‘inmiscuye’ en una historia de amor trágica. Una voz narra en segunda persona la travesía de Daniel, quien se encamina junto a su hijo Silvio, que sufre síndrome de Down, hacia la citada laguna en la que esparcirá las cenizas de Tere, fallecida tras un accidente sufrido dos años atrás. «Es un libro sobre lo difícil que es conseguir la felicidad, pero al mismo tiempo sobre el amor, la traición y el arrepentimiento», recordaba. Nada más terminar la novela, en una entrevista publicada por este periódico, y en la cual se dio a conocer su existencia, José María Merino reflexionaba: «He querido contraponer naturaleza y humanidad: hemos olvidado que pertenecemos a la naturaleza, cada vez somos más ajenos a ella, llenos como estamos de una estúpida soberbia que llamaría tecnológica, pero nuestros sentimientos y actitudes profundas siguen perteneciendo a lo que llamaríamos ‘el mundo natural’».

Para el jurado que le otorgó esta distinción institucional —y que fue rechazada el año pasado por Javier Marías— «constituye una obra tan técnicamente arriesgada como bien resuelta, que va adquiriendo tensión a medida que avanza el relato y cuyos problemas cruciales, como el derecho a una muerte digna, se encuentran perfectamente expuestos». «Se trata de una obra en la que el autor adopta una segunda voz autorreflexiva para dar vida a un microcosmos familiar, que gira en torno a un niño con discapacidad y a las crisis que su aparición provocan en la vida familiar», precisaba el fallo. Publicada en 2012 por Alfaguara, El río del Edén es «una historia de amor y redención, de traiciones y deslealtades y sobre lo difícil que resulta conseguir la felicidad desde una perspectiva platónica y lo fácil que es perderla».

Del amor y la muerte

El pasado mes de marzo, cuando el novelista recibió por este mismo título el Premio de la Crítica de Castilla y León, Merino aseguraba que la literatura le ha permitido vivir la vida desde puntos de vista alternativos que de otro modo siquiera habría intuido. Miembro del jurado de aquel premio fue el crítico literario de este periódico Nicolás Miñambres. A su juicio, El río del Edén es, en el fondo, «una alegoría que tiene que ver con el amor y la muerte», a través de amores generacionales, un paisaje «convertido en metáfora de la vida» y bajo la presencia de un niño «con una perspicacia e intuición superiores a la de muchas personas».

Titular del sillón ‘m’ en la Real Academia Española, José María Merino nació en La Coruña pero al poco tiempo la familia se trasladó a su León originario. La revista Claraboya guió sus primeros pasos literarios, centrados en la poesía; y así comenzó publicando el poemario Sitio de Tarifa (1972), para darse a conocer como narrador en 1976 con su Novela de Andrés Choz (premio Novelas y Cuentos). Ha alternado desde entonces la publicación de novelas con la de libros de cuentos, poemarios, narraciones para jóvenes y microrrelatos. Una carrera donde sobresalen como hitos el Premio de la Crítica que ganó 1985 con la novela La orilla oscura . En 1992 publicó Crónicas mestizas , que reunía en un solo volumen una de sus primeras trilogías. El Nacional de Literatura Infantil y Juvenil llegó en 1993 por No soy un libro . Seguirían el Premio Miguel Delibes de narrativa por Las visiones de Lucrecia (1996); el NH de relatos en 2002 por Días imaginarios (2002); el Ramón Gómez de la Serna de narrativa por El heredero (2004); el Torrente Ballester por El lugar sin culpa (2007) y el Salambó por La glorieta de los fugitivos (2007).

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