«Mis fotos han sido definidas como greguerías visuales»

Marcelino Cuevas | león

Le han comparado con fotógrafos tan relevantes como Joan Brossa o Chema Madoz, aunque él asegura que su trabajo nada tiene que ver con ellos. El artista gallego Román Montesinos asombra a las visitantes del Museo de León con una muestra que destila poesía, humor, ironía… y surrealismo. Sus fotografías, realizadas en el estudio y sin ningún truco posterior, tienen la loca originalidad de los cuadros dalinianos y el sarcasmo de la poesía de Quevedo, con continuas referencias al tiempo y encendidas críticas al mundo que vivimos. Su exposición se titula Cada moneda tiene dos caras, pero el artista encuentra a sus placas muchas más caras y bastantes aristas.

—Ironía, sarcasmo y sobre todo mucha poesía en unas fotografías que son a la vez un canto a la belleza y una aguda crítica.

—Creo que sobre todo es humor. El humor es el hilo conductor de lo que hago. Son metáforas visuales muy emparentadas con la poesía, la escultura o la pintura. Yo creo un objeto casi escultórico y luego lo capturo de una forma muy emparentada con las bases pictóricas. No son fotografías planas, tienen siempre una segunda o tercera lectura.

—¿Qué método emplea para conseguir esos efectos que pueden confundir sus fotografías con acuarelas o guaches?

—Es curioso, porque mucha gente me dice ¿es fotografía? Y yo les digo: sí claro son exclusivamente fotografías. Tengo un estudio fotográfico donde coloco los objetos que he elegido, los ordeno y busco la posición para establecer la contingencia entre ellos… y, simplemente, tiro la foto. Quiero que quede claro que ninguna de ellas tiene truco, lo que hay en ellas es lo que estaba ante el objetivo.

—Dentro de su obra hay muchas referencias al tiempo, muchos relojes.

—Los relojes me interesan mucho. Soy geólogo y el tiempo geológico lo tengo metido muy adentro. El factor tiempo me atrae poderosamente. Tengo infinidad de fotos con relojes que, como digo, son una consecuencia de mi profesión.

—Sus fotografías no contienen solamente un mensaje estético. También hay en ellas un vehículo para contar historias a través de una iconografía llena de poesía.

—Efectivamente, pretendo que tengas siempre varios planos. Quizá para algunas personas algunos de ellos permanezcan ocultos. También las han definido en ocasiones como greguerías visuales. De hecho me encantan las greguerías de Ramón Gómez de la Serna.

—¿Y esa presencia escultórica de los objetos de los que se sirve para sus trabajos?

—Es que en realidad lo son, son realmente esculturas. También han dicho que algunas de ellas podrían estar en un Museo de Arte Contemporáneo. Lo que sucede es que yo hago la fotografía y luego deshago el escenario, los elementos acaban desperdigados, unos los conservo, otros los tiro… pero realmente la base es la escultura.

—En sus obras no hay entornos, solamente aparece el objeto a fotografiar, sin fondos, sin aditamentos ¿Por qué?

—Si yo coloco fondos que tengan texturas solo conseguiría distraer el concepto. El fondo blanco o el fondo neutro centran la atención del espectador. Así malévolamente le genero una impronta.

—¿Hasta qué punto tiene importancia el color en sus fotografías?

—A mi me encanta el blanco y negro, pero nunca descarto hacer alguna incursión en el color. Me es indistinto. Es fotografía… la expresión, el sentimiento de un momento.