Diario de León

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El monasterio de Carracedo se pone las pilas

La Diputación sacará a licitación las obras urgentes por 1,1 millones de euros cuando se levante el estado de alarma

León

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El monasterio de Carracedo quiere ser un monumento competitivo. Transformará un antiguo huerto que abastecía a los monjes en fuente de energía. Donde un día hubo lechugas, pronto habrá paneles solares, para que el edificio sea sostenible en luz y calefacción.

Han sido dos años de ‘forcejeo’. La Diputación de León y el Ministerio de Fomento llevan desde junio de 2018 enzarzados en un proyecto ‘urgente’ para la abadía berciana. El plan y presupuesto, con las correcciones apuntadas también desde Patrimonio de la Junta, han cambiado varias veces. La institución provincial redacta actualmente el proyecto de licitación, por 1.147.445 euros, que sacará a concurso en cuanto se levante el estado de alarma. Con cargo al programa del 1,5% cultural, el departamento que dirige José Luis Ábalos aportará 702.972 euros; y el Instituto Leonés de Cultura (ILC), 444.472 euros.

Los trabajos tienen como finalidad medidas urgentes de consolidación y mantenimiento, mejora de la accesibilidad, consolidación del claustro e implantación de nuevas tecnologías de la información y comunicaciones ( NTIC) en el monasterio de Santa María de Carracedo.

Fomento ha acordado reducir en 144.000 euros su aportación inicial, al haberse incorporado al proyecto la instalación fotovoltaica, que no estaba prevista en la documentación técnica y que considera «no financiable», por lo que la subvención ha pasado del 70 al 61% del total. El huerto solar no tendrá impacto visual, ya que se camuflará con una pantalla vegetal. El recinto será accesible para personas con movilidad reducida y se resolverán problemas puntuales que afectan a la estabilidad del complejo monacal de Carracedelo.

La restauración

Fomento y Diputación han cambiado varias veces proyecto y presupuesto en los dos últimos años

No hay monjes en Carracedo desde hace 185 años. El edificio sufrió una polémica y multimillonaria restauración en 1995. El monasterio encierra en su interior el esplendor y los secretos del Císter, la historia de los monjes blancos. La abadía fue fundada en el año 990 el rey leonés Bermudo II ‘El Gotoso’ para acoger a los monjes que huían de las huestes de Almanzor. El monarca quería hacer de Carracedo un gran palacio real y panteón funerario de su estirpe. Doña Sancha y Alfonso VII añadirían dependencias y riqueza a la construcción original.

La exclaustración supuso el fin de la vida monacal en Carracedo y, paralelamente, la aniquilación del edificio. En 1847 fue puesto a la venta y adquirido por 152.000 pesetas. El comprador lo revendió por partes. El 20 de enero de 1928 fue declarado Monumento Nacional. El objetivo era evitar el desplome del convento, ante la imposibilidad de reconstruirlo.

La gran restauración

En los años 90 los arquitectos Salvador Pérez Arroyo y Susana Mora apostaron por una restauración ‘visible’. Cada piedra y cada ladrillo que colocaron fue perfectamente diferenciable del resto de los estilos arquitectónicos que se superponen en el monasterio. Piedras centenarias con remaches metálicos, un balaustre de acero inoxidable en el Mirador de la Reina —una exquisita obra de comienzos del gótico—, tejados voladizos de pino sobre muros medievales, parqué flotante, baldosas de pizarra.... Una rehabilitación absolutamente novedosa e impactante en aquel momento.

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