Diario de León

PATRIMONIO EN EL EXILIO | LA ARQUITECTURA DEL PILLAJE

Los monumentos que León ‘exportó’

El ‘botín’ acabó en la mansión del magnate Hearst, museos, colecciones privadas y «vendido al peso».

Portada de la mansión de Hearst en California.

Portada de la mansión de Hearst en California.

León

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León ha perdido monumentos que fueron desmantelados piedra a piedra por mercenarios del arte y vendidos «al peso». El descubrimiento de un claustro románico en la piscina de un chalé de Gerona, localizado por el historiador leonés Gerardo Boto, revela cómo durante décadas se traficó impunemente con el Patrimonio. Coleccionistas y ladrones de arte saquearon la provincia leonesa y su botín se encuentra hoy en mansiones privadas y museos, ‘reciclado’ en otros edificios y monumentos o en paradero desconocido.

El magnate de la prensa norteamericano William Randolph Hearst se erigió su propio palacio con ‘joyas’ que expolió en España. Hearst, que más que un amante de arte era un comprador compulsivo, trasladó al otro lado del Atlántico –concretamente a San Simeón (California)- un artesonado procedente de Sahagún. El político leonesista y archivero Alejandro Valderas asegura que este artesonado medieval fue vendido al multimillonario estadounidense por las monjas de Sahagún, pero que originalmente pudo proceder de la Peregrina. Hearst lo colocó en el salón de billar. También para su mansión el magnate se llevó varios medallones de la fachada del Hostal de San Marcos.

El arquitecto José Miguel Merino de Cáceres, que ha seguido la pista al Patrimonio ‘expoliado’ por Hearst, descubrió que el potentado editor llegó a tener 98 artesonados españoles.

Un escultor catalán llamado Francisco Marés se dedicó en los años de postguerra a recorrer las iglesias de Castilla y León para comprar, a bajísimo precio, obras de arte; entre ellas, la puerta del monasterio de Carrizo, actualmente en el Museo Marés. Los restos de don Suero de Quiñones, descendiente del famoso caballero que protagonizó la gesta del Paso Honroso, y de su esposa, Elvira de Zúñiga, yacen en la Hispanic Society de Nueva York, en el interior de dos espléndidos sepulcros, que salieron del monasterio de San Esteban de Nogales en el año 1913.

La portada del Palacio de Prado de Valdetuéjar se ‘reutilizó’ en la fachada del hospital Nuestra Señora de Regla. Las esculturas monumentales de aquel palacio forman hoy parte de la ‘colección Fontaneda’, en el castillo de Ampudia (Palencia).

Las arquerías románicas del monasterio de San Pedro de Dueñas se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional.

El arquitecto Juan Torbado trasladó en los años 40 la fachada del monasterio de Eslonza a la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva en León.

Un claustro románico del monasterio de Sahagún, según Valderas, se ‘diseccionó’ a finales del siglo XIX y fue a parar a la localidad norteamericana de Cambridge (Massachusetts) y otras partes están diseminadas entre el Arqueológico Nacional, el Museo de León y colecciones privadas. El monasterio de Sahagún, explica Valderas, «fue cantera» hasta los años 50. Las piedras se vendían por toneladas. El Museo Arqueológico recuperó en 1933 la lápida del sepulcro de Alfonso Ansúrez, del monasterio de Sahagún, haciendo un canje por otra pieza con el Fogg Museum de Harvard. Es una de las obras más valiosas de estilo románico que conserva el MAN.

En la fachada del Palacio de Prado se descubrieron lápidas romanas que fueron reutilizadas en la construcción del edificio. Las lápidas -algunas de dos metros y con inscripciones- se vendieron «a peseta» y su destino, según Valderas, fue para edificios de Palencia y Madrid.

Este historiador leonés apunta a la existencia -nunca probada- de un claustro románico en el monasterio de Sandoval, cuyo destino sería también un misterio. La recuperación de estos elementos arquitectónicos que en su día formaban parte de iglesias, palacios y monasterios resulta imposible. En muchos casos, además, la venta fue legal. El destino de otros edificios que se desmontaron es una incógnita.

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