Diario de León

‘Los Músicos de Su Alteza’ llenan el Auditorio de sainetes y fines de fiesta

Músicas Históricas encara mañana su penúltima cita con De Nebra y R. de Hita

Luis Antonio González, clave y director del concierto. CARLOS GONZÁLEZ

Luis Antonio González, clave y director del concierto. CARLOS GONZÁLEZ

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El Auditorio Ciudad de León acoge mañana el concierto Los Músicos de Su Alteza dentro del XIX Ciclo de Músicas Históricas de León que organiza el Centro Nacional de Difusión Musical y el Ayuntamiento de León a través de la Concejalía de Acción y Promoción Cultural. El concierto comenzará a las 20.30 horas.

El programa de Los Músicos de Su Alteza , que dirige Luis Antonio González, con Eugenia Boix y Olalla Alemán entre el elenco de solistas, convoca a dos de los músicos españoles más importantes del siglo XVIII: José de Nebra y Antonio Rodríguez de Hita. El encuentro reúne un ramillete de tonadillas, sainetes y otras composiciones festivas. Tanto Nebra como Hita escribieron obras más serias y enjundiosas, por ejemplo, de tipo religioso, pero se trata de disfrutar de su vena más castiza y lúdica en una sesión que tiene un impagable componente de reivindicación del patrimonio musical.

El propio Luis Antonio González, clave además de director, expone de manera brillante lo que ocurrirá en forma de música señalando que «desde el llamado Siglo de Oro el teatro breve ha sido, a todos los efectos, un importante terreno de experimentación para los dramaturgos y para sus colaboradores músicos. Infinidad de argumentos —si bien a menudo teñidos de lugares comunes—, variadas situaciones y escenarios que recorren desde la España castiza y cañí al más exótico Oriente o las Américas, presencia de actores célebres de diverso registro, desde graciosos hasta ‘señoras músicas’, divas del arte canoro, coloridas y a veces muy nutridas orquestas… eran, junto a una permanente actitud de zumba, que se mofaba de todo lo habido y por haber, los ingredientes con los que se cocinaban entremeses, sainetes, mojigangas, follas, tonadillas y fines de fiesta. Un melodrama, una tragedia o un auto sacramental eran cosa seria, y en los intermedios y al final de piezas con tantos amores contrariados, gestas heroicas y altos conceptos teológicos convenía desengrasar con chistes, juguetillos, bromas, a veces muy recias, baile, fiesta y cierto desenfreno, llegando a desafiar los límites del decoro», indica el experto del IMF-CSIC.

De la misma forma, indica González que «en este programa presentamos un pequeño recorrido por algunas composiciones de este género debidas a José de Nebra, el mayor genio de la dramaturgia musical española del siglo XVIII, y a Antonio Rodríguez de Hita, exitoso sucesor de aquel en los teatros públicos durante algún tiempo. Si Nebra pudo contar entre sus libretistas con una figura como José de Cañizares, Rodríguez de Hita tuvo a mano a Ramón de la Cruz, que, sin abandonar la tradición precedente, da una vuelta de tuerca a argumentos y personajes, consiguiendo una nueva tipificación casticista de los viejos graciosos y sus peripecias. Todas las obras que proponemos poseen ese sentido paródico, irreverente en su momento, característico de estas piezas ligeras», afirma.

Y son en este sentido algunas de ellas: Viva el cacique (de texto incompleto y autor no identificado), El chasco del cortejo (tonadilla concebida para la actriz Gertrudis Cortinas, en la que tiene parte estelar una maja del barrio de Maravillas), o el tópico de la guerra de sexos, representado por dos obras como el baile Las granaderas , de De Nebra o La república de las mujeres, escrito por Ramón de la Cruz.

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