Diario de León

Entrevista a Manuel Olveira, director del Musac

«Los nuevos tecnócratas y los recortes encubiertos ponen en peligro al Musac»

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—El Covid-19 ha sido una catástrofe para la cultura. ¿Cómo ha afectado al Musac?

—Como a toda la sociedad. La pandemia afecta a todos los museos, incluido el Musac, porque impide algunas actividades o reduce su aforo y limita la movilidad de las personas, incluidos colegios, grupos o turistas, lo cual reduce las visitas. Pero creo que la gran catástrofe se produce porque el Covid-19 ahonda la crisis que todavía arrastrábamos de 2008, que marcó un cambio de modelo: las externalizaciones que precarizan a los trabajadores y empobrecen el servicio a los ciudadanos, los nuevos tecnócratas que aumentan una burocracia inútil, el desinterés de los responsables públicos, los recortes evidentes o encubiertos y todo tipo de agresiones están poniendo en peligro la funcionalidad del museo. Sobre todo, impiden que el museo esté generando una estrategia renovada para cumplir con su misión en los nuevos tiempos.

—¿Por qué el Musac cierra ahora los martes?

—El problema de gestionar la crisis actual reside en la incertidumbre de la situación. Pero los problemas de gestión del museo vienen de mucho antes, porque la Fundación Siglo siempre ha sido poco eficaz a la hora de resolver los pagos —por ejemplo, las adquisiciones de obras de 2019 no se pagaron ese año, sino en 2020— o las licitaciones. Algo muy importante relacionado con el covid, el contrato de limpieza, acabó en mayo y la fundación ha prorrogado el servicio a la misma empresa, con las mismas condiciones, cuando ahora es necesario limpiar más y con más frecuencia por la pandemia. Por eso, el museo cierra los martes, para poder repartir esas horas contratadas de forma que podamos limpiar con más frecuencia y garantizar la salubridad. Lo mismo está ocurriendo con el servicio de auxiliares, cuyo contrato acabó el 4 de septiembre y sigue sin resolverse.

—Aunque el Musac es el museo de arte contemporáneo de Castilla y León, la Junta siempre lo ha tratado como un museo local. Además, en los últimos años ha aplicado una política de recortes. Araceli Corbo, la jefa de la Biblioteca del museo, falleció hace un año y su plaza no se ha cubierto. ¿Por qué?

—Es el único museo de titularidad pública y la única colección de arte contemporáneo de la Comunidad. Y además es uno de los museos más importantes de España. Eso hace merecedor al Musac de mayor consideración. Los recortes de personal se hicieron en 2010 tras la crisis del 2008, lo que redujo la plantilla a menos de la mitad, porque cada contrato que iba acabando no se iba renovando, incluso el de conservador jefe. Si comparamos la plantilla del Musac, con 11 personas contratadas, con la de otros museos similares, como Artium o CAAC, ambos con más de 20, constatamos la escasez de personal para realizar un número de exposiciones y actividades similar. Pero lo preocupante es que la reducción sigue ocurriendo. Por desgracia, la responsable de la Biblioteca falleció hace 15 meses. Araceli Corbo hizo una labor formidable ensalzada en todas partes, incluso por la consejería y la fundación, de manera que hoy en día la biblioteca lleva su nombre. Pero esa labor excepcional pierde continuidad porque, a pesar de haberlo solicitado varias veces, no se ha convocado el concurso de su plaza. No sé el motivo. Lo mismo puede ocurrir con la responsable del DEAC, que pide excedencia y, mucho me temo, que su plaza no se va a cubrir.

—El presupuesto del Musac parece muy abultado, ¿cuánto se destina a exposiciones?

—El presupuesto del Musac en 2019 fue de 5.036.403 euros. De ellos, 2.861.468 fue para la hipoteca; 709.367, para la actividad; y el resto, para el edificio, climatización o personal. En octubre de 2019 me notificaron por escrito el presupuesto de 2.518.142 euros para 2020, año del 15 aniversario del museo, para el que preparamos un programación que fue aprobada por el consejo rector en noviembre. Por desgracia, el covid imposibilitó el calendario de las actividades y exposiciones. Pero también las imposibilitó el recorte presupuestario. Primero nos suspendieron el presupuesto en marzo; y en junio, la Fundación Siglo nos adjudicó 150.000 euros para exposiciones y actividades, recortando unos 430.000 euros del capítulo de actividad. Esta política de austeridad, entendible si fuese para pagar la factura sanitaria, como se me dijo al principio, es muy chocante cuando se duplica el presupuesto de otras instituciones o se quiere el año que viene impulsar un festival de fotografía en Palencia y otro de literatura en toda Castilla y León, para el que se contrata a una empresa privada.

—El Musac tiene un presupuesto de 70.000 euros anuales para la adquisición de nuevas obras, ¿es suficiente?

—A menudo doy dos datos: en 2007 el Musac tuvo 3.000.000 de euros; nada en 2010; y ahora 70.000 euros. Si lo comparamos con cualquier museo de cualquier comunidad, la cifra es insuficiente. Además de la cantidad tan reducida, tenemos que luchar contra los retrasos en los pagos, como el que he descrito en 2019, que se pagó en 2020, o con la pretensión incluso de suspender las adquisiciones como se intentó en mayo. Menos mal que pude hacerles ver que era contradictorio lanzar una convocatoria de adquisiciones «extraordinaria», mientras se suspendía la «ordinaria». Finalmente, accedieron a que la comisión asesora realice las adquisiciones y ha seleccionado obras de Valcárcel Medina, María Luisa Fernández, Alán Carrasco, Juárez y Palmero, Laura Salguero y Maite Centol, además de algunas donaciones.

—La Consejería de Cultura ha habilitado una partida de 200.000 euros para comprar obras de artistas de la Comunidad. ¿Esas obras van a ir a parar al Musac? ¿Les van a dejar elegir los artistas y las obras?

—Esa convocatoria tiene la buena voluntad de intentar paliar la terrible situación del sector del arte, es realmente elogiable que la consejería quiera realizarla, pero está muy mal pensada, como ya han dicho asociaciones profesionales como AVACyL o IAC, porque no se establece número máximo de propuestas, no hay fechas para la entrega de proyectos, ni para la reunión de la comisión de expertos ni para la comunicación de las obras y artistas seleccionados. No se entiende ni tiene ningún sentido que quieran hacer una base de datos en línea con las ofertas, no se especifica la composición de la comisión de expertos —un requisito importantísimo para garantizar la profesionalidad e independencia— y, por último, lo que tú señalas: no se establece claramente el destino de dichas adquisiciones.

— El consejero de Cultura prometió modificar la Fundación Siglo, pero da la sensación de que es un ‘lobby’ con mucho poder y que manda mucho en el Musac...

—El Musac depende de la Fundación Siglo y su función es gestionar este museo y otros de la Comunidad. Los museos hasta ahora hemos dispuesto de un presupuesto anual y nos ocupamos de la programación de contenidos, limitándose la Fundación Siglo a la gestión administrativa; aunque ahora las cosas están cambiando. Ciudadanos en la campaña electoral decía que era un «chiringuito», pero tras formar parte del actual gobierno parece que han cambiado de opinión y, de hecho, están reforzando a la fundación y permitiéndole cambios, reajustes de personal o incluso intervenir en instituciones dependientes de la consejería y no de la Fundación Siglo, de forma que una y otra se confunden.

—En una reciente entrevista a este periódico el consejero de Cultura insinuó que cuando acabe su proyecto para el Musac volverán a sacar la plaza de director del Musac. ¿Tiene usted los días contados? ¿Volverá a presentarse a la plaza?

—Todos sabíamos que es necesario tomar decisiones sobre la dirección del Musac y parece que, después de leer la entrevista, el consejero ya ha decidido. Creo que hubiese sido oportuno haberme enterado por él que no va a renovar el contrato que acaba en junio y no por la prensa. Aún así, celebro que se haga un concurso regido por las buenas prácticas. Espero que el concurso se prepare con tiempo para evitar un periodo de falta de dirección que sería muy negativo para el museo, y que el jurado esté formado por profesionales independientes y de reconocido prestigio en el ámbito del arte contemporáneo. Obviamente, si no se renueva mi contrato, entiendo que no debo presentarme al concurso, como hizo el director del IVAM de Valencia.

—La pandemia les obligó a prorrogar la exposición del 15 aniversario del museo. Ya hace años que se redujeron las temporadas expositivas. El Musac no es el único museo que lo está pasando mal, pero aquí todo son ajustes, mientras que otros hacen lo contrario.

—En este momento el museo debería trabajar con un doble ritmo: realizar las exposiciones programadas que han sido retrasadas y trabajar en nuevas estrategias para que el museo cumpla con su misión de forma más ajustada a los nuevos tiempos. Eso es imperativo, pero no tenemos recursos para hacer ni una cosa ni la otra. Nos han recortado el presupuesto en 430.000 euros de forma unilateral, sin contar con la dirección del Musac ni con el consejo rector, y nos han dejado sólo 150.000 para actividad. Podremos abrir cuatro nuevas exposiciones (aunque parte de sus gastos se derivarán a 2021) y dos salas no podrán renovarse. El resto de exposiciones se retrasan al año que viene. No me lo han confirmado, pero parece que habrá recorte presupuestario en 2021 y eso dejaría algunos proyectos de calidad excepcional como el LAAV o la Rara Troupe sin poder continuar, a pesar de la excelente acogida que tienen y de su repercusión nacional, ya que la semana que viene inauguran una muestra en el DA2 de Salamanca; e internacional, con presencia en festivales y citas tan prestigiosas como la Bienal de Berlín.

—El consejero afirma que el Musac es una seña de identidad de León, pero se refiere solo al exterior, al continente...

—Sí, también dice que «se analizarán los números y si tiene muchas visitas y muchas exposiciones…», espero que tenga en cuenta además los datos cualitativos y el conocimiento directo. Hasta ahora solo ha venido en septiembre de 2019 en visita privada durante 20 minutos, en la que le entregué un informe de 30 páginas. Seguro que vendrá próximamente para conocer el museo en profundidad en directo, así podrá ver sus contenidos, máxime cuando estamos celebrando el 15 aniversario, y podrá determinar por qué el Musac es, con la Seminci, la primera institución cultural de referencia en Castilla y León para el Observatorio de la Cultura. Si queremos mantener esa posición, debemos seguir apostando por un modelo de excelencia.

—¿Ha tenido plena autonomía o siempre hay alguna orden ‘de arriba’?

—En el arte a veces hay intromisiones intolerables como la que está ocurriendo en Patio Herreriano, pero yo nunca las he sufrido. Sin embargo, he de decir que hay otras formas de injerencia, como por ejemplo una visión un poco centralista desde Valladolid, que parece que quiere intervenir en todo el territorio, o como, por ejemplo, el recorte presupuestario al que me he referido antes, que, de hecho, imposibilita la programación de la dirección, incumple las decisiones adoptadas por el consejo rector e incluso contradice el Pacto para la Recuperación Económica, el Empleo y la Cohesión Social en Castilla y León firmado por PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y Por Ávila, que dice: «Los firmantes también han acordado formalizar la ejecución, en su totalidad y conforme a su destino, del presupuesto de gasto en políticas culturales». Es obvio que la totalidad del presupuesto del Musac no ha llegado a su destino. Sin embargo, otras instituciones han recibido el doble por parte de la consejería y la Fundación Siglo, y están programando de forma tan excepcional que me llaman al Musac para hacer aquí sus actividades. Por ejemplo, el Museo de Zamora, que nos pide la Colección Musac para hacer una exposición con presupuestos «extraordinarios» y «generosos», como me dice la directora en un email; o el director de la Fundación Siglo, que me llama para proponerme hacer aquí las actividades de la Biblioteca pública, algo que creo no debe hacerse, porque ni puede cambiarse de ubicación una programación pensada para un lugar concreto ni puede aceptarse que al Musac le recorten el presupuesto imposibilitando sus actividades y pretendan que aceptemos otras ajenas que no tienen nada que ver con la misión de este museo.

—En León la gente se queja de la poca vida cultural de la ciudad, pero luego no van a conciertos, al teatro ni a las exposiciones... ¿Qué se puede hacer?

—León tiene una vida ciudadana en comparación muy por encima de otras ciudades y, en algunos aspectos culturales, también. La actividad literaria no tiene parangón, la musical no está nada mal, las artes visuales tienen carencias, pero creo que la oferta del Musac es de referencia nacional. Eso no quiere decir que le atraiga a todo el mundo. La cultura es un derecho, no una obligación. Los públicos no son generales, sino muy específicos y, cada vez, exigen ofertas concretas de forma que hay personas a quienes veo mucho en conciertos y a otros les veo en las presentaciones de libros, por ejemplo. En general yo diría que la ciudadanía responde muy bien, lo vi desde el principio, al menos es lo que puedo decir desde mi experiencia. Es un placer trabajar aquí.

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