Diario de León

Igor Escudero | Compositor

«Esta ópera es contundentemente feminista»

Imagen del compositor leonés Igor Escudero. LATENCIA CREATIVA

Imagen del compositor leonés Igor Escudero. LATENCIA CREATIVA

León

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El compositor leonés Igor Escudero es el autor de la ópera Los comuneros, que la semana que viene se representa en Ponferrada. En su haber ya tiene varias creaciones operísticas, entre las que destaca La leyenda de Tamonante, Yo, Claudio y Claudio el dios . Además, es autor de musicales, oratorios profanos, cantatas y óperas de cámara.

—¿Cómo surge el encargo de componer una ópera sobre la rebelión contra Carlos I?

—A raíz de la conmemoración del 500 aniversario de la derrota de Villalar. Un quinto centenario es una fecha muy contundente y supe que desde la Unión Europea se le iba a dar mucha importancia. Hablé con Juna Zapatero, presidente de la Fundación de Castilla y León, y con Patrimonio Inteligente, que desarrollaba las actividades del V Centenario, y les encantó la idea. Apenas se encargan nuevas obras musicales, y me parece todo un acontecimiento que las Cortes lo hayan hecho, con independencia de que haya sido yo el compositor elegido.

—¿Cuánto tiempo ha tardado en crear la obra?

—No demasiado. El proceso ha durado más de un año pero por medio se nos cruzó la pandemia, y hubo que empezar casi de cero. Con la pandemia se me cayeros todos los proyectos y tuve que volver a empezar casi de cero con todo lo que tenía entre manos.

—Me imagino que recibiría asesoramiento de historiadores y que te darían unas pautas acerca de como debía ser. ¿Cómo fue el trabajo?

—Lo tuve fácil, porque yo estudié Historia, así que tiré de mis apuntes, de la bibliografía y de la obra de Joseph Pérez. También volví la vista sobre el célebre poema del leonés Luis López Álvarez, más que nada para no plagiarle, porque su obra Los Comuneros, cuando yo iba al colegio, era de referencia.

—Usted crea también el libreto. Sobre qué personajes se apoya la trama?

—Cada uno de los tres actos se apoya en una figura central. El primer acto se apoya en el Cardenal Cisneros, regente sobre el que reposa el reino durante dos décadas. Ahí vemos los antecedentes del conflicto. El segundo acto se centra en la reina Juana, cuando los comuneros buscan su apoyo en Tordesillas. Ella, encerrada durante años, ni siquiera sabe en ese momento que su padre, Fernando el Católico, había muerto hace años. Es un momento muy intenso donde los cabecillas del movimiento le explican lo sucedido. El tercer acto se centra en la derrota de Villalar y en el juicio y ejecución de los comuneros.

—Me imagino que la composición musical tendrá unas características determinadas según la historia que se quiere contar y la época que representa. ¿Cómo definiría la obra desde el punto de vista musical?

—Efectivamente, me he basado en la música de la época para ambientar la ópera, lo cual es muy eficaz, pero también en el romanticismo, ya que fue en el siglo XIX cuando se le dio esta visión romántica al movimiento comunero. Por tanto tenemos música un poco renacentista, un poco romántica y también algo contemporánea.

—¿Cuál es la historia que se cuenta? ¿Tiene un carácter político, histórico, literario?

—Es una historia muy política. El libreto no tiene un verdadero valor literario, pero, a la vez, la obra tiene momentos muy intensos, como son la muerte de Cisneros, el estallido de la revuelta, el encuentro con Juana y el juicio y ejecución de los comuneros, de forma que la hora y cuarto que dura la ópera se pasa bastante rápido. Mucha gente me ha dicho lo mismo a la salida del teatro, que se han quedado con ganas de, al menos, media hora más.

—¿Cuántos personajes hay?

—¡Demasiados para una ópera! Hay siete solistas, dos partichinos (pequeños papeles) y ocho figurantes, y eso sin contar con que aparecen dos coros que representan a la corte, al pueblo, a los procuradores, a los soldados... Es muy doloroso tenerse que desprender de ciertos personajes a la hora de escribir un libreto, pero una ópera, y más en pandemia, tiene esas limitaciones...

—¿Aparecen comuneros leoneses?

—Sí, aparecen en escena en la visita a Tordesillas. Había dos procuradores: Ramiro Núñez y Antonio de Quiñones. No incluí a Pablo de León, uno de los principales ideólogos del movimiento comunero, porque si no el argumento hubiera sido demasiado farragoso y lleno de datos. La historia se centra en los más reconocibles: Bravo, Padilla y Maldonado.

—¿Es Carlos I el villano? ¿Qué papel juega Juana? ¿Cómo la ha retratado? ¿Hay perspectiva de género?

—Carlos no queda muy bien retratado en este primer momento, no... En una historia eminentemente masculina, la aparición de Juana entre los soldados y los procuradores, imponiéndose, controlando la situación, es contundentemente feminista. Juana es determinante. El movimiento se inicia mirando a Juana, y, tras perder Tordesillas, y, con ello, el potencial apoyo de la reina, este movimiento sufre un duro golpe. Curiosamente, todo queda en manos de María Pacheco, que resiste un año más en Toledo tras la ejecución de los líderes en Villalar.

—Creo que el vestuario también lo crea una compañía de León. ¿Cuál ha sido el resultado?

—El vestuario y la coreografía ha recaído en la asociación leonesa Gratie d’Amore, y el resultado ha sido espectacular. Les estoy tremendamente agradecido por el esfuerzo, por la generosidad y por el resultado final. No en vano esta asociación ya había colaborado en series de RTVE como Isabel o Carlos.

—¿Cómo define su música? ¿A qué escuela pertenece?

—Intento no forzar con eso. Soy muy libre a la hora de escribir y no me gusta seguir ninguna corriente. El resultado reconozco que es muy ecléctico. Desde luego, no me acerco nada a las vanguardias, entre otras cosas porque llevan más de 100 años haciendo cosas muy similares y creo que ya solo cabe rizar el rizo. Quizá este es el gran estigma de la postmodernidad.

—Su trayectoria como compositor es breve en el tiempo pero muy fructífera.

—Sí. Fíjese que comencé estudiando Historia y poco a poco me fui dedicando cada vez más a la música, actividad que en un primer momento abordé como una simple afición. Con los años me fui centrando cada vez más en esta actividad musical y, últimamente, me estoy dedicando en exclusiva a la composición. Desde el año 2018 no hago otra cosa que no sea escribir música. Nada más. ¡Y es un gran privilegio!

—¿Hasta qué punto cree que la política y el arte son dos universos que deben mezclarse?

—Siempre fue así. Todo es política. Ponerle cinta adhesiva a un plátano y ganar mucho dinero es política. Pintar la Capilla Sixtina, igual...

—¿Está ya en algún nuevo proyecto?

—Sí, el 11 y 13 de noviembre me estrenan una nueva ópera en el Festival de ópera de Fuerteventura: La leyenda de Tamonante, una ópera de marcado sesgo feminista y ecologista. De cara a 2022, estoy trabajando ya en dos nuevas óperas y en otras tres composiciones. También tengo propuestas para 2023.

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