Diario de León

Literatura

Orgullosos de ser una vergüenza

El director Guillaume Nicloux sostiene en brazos al escritor francés Michel Houellebecq antes de presentar 'Thalasso'. JUAN HERRERO

El director Guillaume Nicloux sostiene en brazos al escritor francés Michel Houellebecq antes de presentar 'Thalasso'. JUAN HERRERO

Publicado por
Alberto Moyano
León

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Fue una pena, aunque una pena anunciada: pese a venir al Zinemaldia, Michel Houellebecq no participó en la rueda de prensa de presentación de Thalasso , la película de Guillaume Nicloux en la que el escritor francés comparte protagonismo con Gérard Depardieu para alumbrar entre todos un disparate cinematográfico. La película, que enlaza con El secuestro de Michel Houellebecq , relata los encuentros de actor y escritor durante su encierro en un centro de talasoterapia. El moderador del encuentro, Roberto Cueto, explicó al inicio que «Houellebecq está muy feliz en Donostia, pero nunca da ruedas de prensa, ni aquí ni en ningún otro sitio». Cerrado el capítulo de ausencias Nicloux y la productora Sylvie Pialat procedieron a presentar la cinta, un ejercicio controlado de improvisación en el que los dos protagonistas se muestran y, a la vez se enconden tras sus personajes. En una escena, un usuario de la talasoterapia se acerca para increparles: «Son ustedes la vergüenza de Francia». El realizador francés se entrevistó con Houellebecq y Depardieu para preguntarles su opinión sobre esa línea de guion: «Me dijeron que sí, con una cierta coquetería, dijeron que se sentían orgullosos de ser la vergüenza de Francia. Les enorgullecía», señaló el realizador. Sobre el proceso de creación de este artefacto cinematográfico, Nicloux explicó que «aunque hay una base escrita, me veo obligado a dejar este tipo de películas un poco al aire. Es un formato híbrido, entre el documento escrito, lo que conversamos aparte entre nosotros y lo que luego proponen en cada escena, que a veces hace que lleguemos más lejos de lo previsto». Lo que sí reconoció el director es que el rodaje de Thalasso fue más sobrio que el de El secuestro de Michel Houellebecq . «Aquél fue un rodaje muy alcoholizado. En total rodamos tres comidas y cada una de ellas duró dos horas y media. Daba para una película».

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