Diario de León

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El Panero más loco resucita

La exposición ‘Sobre las ruinas de la locura’ rescata l.100 documentos de juventud abandonados en la casa familiar

León

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Ni siquiera un punto final familiar tan rotundo: todos están muertos, ha acabado con la leyenda de los Panero. Porque no es solo la huella literaria, que en unos casos perdurará más que en otros, sino ese halo casi novelesco de una familia catástrofe que parece que se conserva como impronta perenne de una saga en donde la literatura los convirtió a todos en seres de una novela imposible.

Pero, de repente, como en todas las buenas historias aparece un personaje sorpresa, que en este caso es Javier Mendoza, hijo de la segunda mujer de Michi Panero, el más pequeño de ese tridente maldito que compusieron él y sus otros dos hermanos, Leopoldo María y Juan Luis. Ahora aparece un nuevo legado, en este caso de Leopoldo María, que llegó a sus manos cuando Mendoza tenía apenas 22 años: «Cuando a esa edad me llegaba todo ese material, que me iba dando Michi, yo solo pensaba que todo me estaba sobrepasando», señala.

Dos décadas después, tras otros rescates, llega ahora la exposición Sobre las ruinas de la locura , compuesta por el archivo que el autor del iniciático Por el camino de Swann dejó en la casa familiar de los Panero en la madrileña calle de Ibiza 35, y que estaba formado por doce carpetas, con sus correspondientes manchas y lamparones, que contienen un total de 1.100 documentos, y que son el orden en el caos creativo del poeta, fallecido en marzo de 2014 a los 65 años.

Freijo Gallery es desde ayer la galería madrileña que acogerá la exposición en la que el archivo está contextualizado con la obra de vídeo Merienda de negros , de la artista navarra Elba Martínez (España, 1974), que realiza esta pieza en dos viajes a las Palmas de Gran Canaria, al psiquiátrico donde se encontraba Leopoldo, en 2002 y 2003.

«La fascinación de los Panero es que están llenos de capas. En el caso de Leopoldo María, como era una grafómono completo, la sorpresa es este material tan autobiográfico que completa en parte el gran espectro de su creación. Yo quería exponer ese puzle literario y sentimental», afirma Mendoza, que destaca la colaboración clave de Túa Blesa, catedrático de la Universidad de Zaragoza y máximo experto en la obra del poeta, y de Elba Martínez, realizadora del documental.

En el caso de Leopoldo María Panero, el albacea de todo este material junto a otros de la familia, asegura que «este Panero en concreto daba lugar a tanta anécdota que no dejaba espacio para que se viera al gran artista que era», matiza.

El archivo incluye un libro de poemas en prosa, titulado No, no somos ni Romeo ni Julieta , datado de 1968, perteneciente a la poesía novísima; dos cuentos de terror traducidos y pervertidos de Arthur Machen; 12 poemas sueltos, entre los que se encuentran uno dedicado al caso Yolanda (1980) y otro al delincuente juvenil El Jaro; asimismo, también se encuentran ocho ensayos sobre drogas, literatura y psicoanálisis. Se suman a estos documentos algunas hojas que contienen solo una frase, a modo de poesía visual, y algunas cartas manuscritas. Y así aparecen textos enrevesados, elaborados, junto a otros que son un folio y dos palabras: «Tengo sed». Asuntos de juventud de un poeta camino del tormento que recita a Mallarmé con un poster de Karina en la habitación.

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