Diario de León

PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS

«Para hacer un móvil tienen que morir cinco congoleños»

La periodista Caddy Adzubam, que ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, habló en Astorga de «la guerra olvidada»

Caddy Adzuba, en Astorga

Caddy Adzuba, en Astorga

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ANA GAITERO | ASTORGA
León

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Caddy Adzubam ha ganado esta mañana el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014. La periodista, amenazada de muerte por defender a las mujeres en su país y firme activista de los Derechos Humanos, estuvo en Astorga el 25 de mayo de 2013. Esta es lo que dijo cuando estuvo en León.  

«¿Os imagináis que a la población de Astorga le dicen que tiene que trasladarse: tendrían que pagaros y eso cuesta caro», planteó ayer la periodista congoleña Caddy Adzuba en la capital maragata, donde ayer habló de «una guerra olvidada». La que asola la República Democrática del Congo desde 1996.

La periodista, amenazada de muerte por defender a las mujeres de su país, participó en el ciclo Derechos Humanos, Derechos Sociales del Ayuntamiento de Astorga donde aseguró que más de 500.000 mujeres han sido violadas y mutiladas: «El cuerpo femenino es un arma de guerra muy barata y eficaz». En su país tampoco es imaginable que paguen a las poblaciones y las trasladen a otro lugar. Los rebeldes expulsam a la gente de sus territorios matando y masacrando, sobre todo en el este de la RDC. «En mi país es cien veces más barato pagar a un rebelde que negociar con el Gobierno»: Son ya 6 millones de muertos, «la mayor catástrofe humana depués de la Segunda Guerra Mundial», abundó.

El conflicto empezó en 1996 cuando llegaron los genocidas que huían de Ruanda. El entramado del conflicto es complejo. «Somos un país escandalosamente rico» pues en el subsuelo hay grandes reservas de oro, coltan, cobre, diamantes, gas metal, petróleo, uranio, casiterita y otros minerales muy cotizados en el mercado internacional. Pero la población subsiste con un euro al día. «Es necesario que mueran cinco congoleños para hacer un teléfono. Las multinacionales financian a los rebeldes y dentro de esta guerra las mujeres pagan con sus vidas y su existencia», recalcó. A su vez, en las multinacionales hay gente vinculada a la ONU. «El silencio internacional es cómplice», acusó.

Las violaciones de mujeres «no son para la satisfacción de los instintos sexuales» de los soldados rebeldes. Y esto lo saben porque las mujeres «no sólo son violadas, destruyen su cuerpo, el órgano que da la vida» mutilando sus clítoris y vaginas, introduciendo armas y plásticos que luego incendian. Los testimonios de las supervivientes son estremecedores. «A una mujer que preguntó por sus hijos le entregaron un saco de cráneos, le dijeron que durante su detención le dieron de comer con sus cuerpos. Pidió que la mataran porque no podía vivir. ‘Matarte es hacerte un regalo’ Le dijeron». La masacre empobrece al país porque «las mujeres son la base de la familia y las que trabajan», puntualizó.

«¿Esto pasa hoy?», preguntó una vecina. «Está pasando ahora. Hay 40 violaciones al día. Yo regresaré en unos días yentraré bajo las balas». Los cascos azules están en el Congo desde hace diez años, «sólo como observadores», denuncia la periodista de Radio Okapi, emisora independiente promovida por la ONU. Opta al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y pide el apoyo de la sociedad civil porque cree en una solución diplomática: «Mi país no necesita más muertes».

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