Diario de León

Para no perder la palabra

La reivindicación «tolerante y paciente» de la lengua leonesa y los cantares de Son del Cordel pusieron la nota crítica y lúdica en la presentación del facsímil de «El dialecto leonés» de Pidal

Son del Cordel llenó de ritmos populares leoneses el noble palacio

Son del Cordel llenó de ritmos populares leoneses el noble palacio

León

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Tan «triste y lastimoso» como ver derrumbarse un edificio histórico o un conjunto etnográfico es «perder las palabras, el patrimonio inmaterial», afirmó ayer el periodista de Diario de León y escritor Emilio Gancedo en la presentación del facsímil de la centenaria obra de Ramón Menénedez Pidal El dialecto leonés , a la que sus editores Miguel Sánchez y Puri Lozano -El búho viajero- han enriquecido con los cuestionarios lingüísticos que recabó recónditos pueblos a través de una tupida red de contactos entre secretarios, médicos y, sobre todo, maestros. El libro, que se publica con motivo del centenario de la obra de Pidal, «se lee y se escucha», como dijo Gancedo, pues cuenta con varias creaciones literarias escritas en leonés, que los autores y autoras -emocionante la voz y la poesía de Eva González- han grabado en el cedé adjunto. Si, como dijo Nicolás Miñambres, recuperar la lengua leonesa es «una utopía» para algunas personas, para otro sector de la ciudadanía es «una obligación democrática» conservar y valorar los restos de «esta expresión de la cultura europea y universal», señaló Roberto González-Quevedo, escritor leonés de Palacios del Sil y secretario de la Academia de la Llingua Asturiana. Pero para «ganar la batalla lingüística» -precisó- hacen falta «tolerancia y consenso», «respetar las variantes y la tradición literaria» y no permitir que un «grupo cerrado» se apropie «del leonés porque «nuestra lengua no es propiedad de ningún grupo, ideología o personas». «Paciencia y tolerancia», insistió González-Quevedo tras felicitarse de que el Palacio de los Guzmanes acogiera ayer el acto de presentación de la edición facsímil de El dialecto leonés . Hace veinte años -contó- la Diputación provincial dio la callada por respuesta ante la demanda de ayuda para la publicación de un libro de poemas de su madre, Eva González. Entre fala y cantares, los de Son del cordel con repertorio lacianiego y cabreirés, el patio del Palacio de los Guzmanes se hizo ayer eco, de viva voz y por escrito, de la célebre sentencia de González-Quevedo: «Defender el leonés aporta riqueza, vida, tolerancia, diversidad. Con él podemos construir un León orgulloso de su propia cultura. Si dejamos que muera no sólo perderemos una seña de identidad, sino que la propia humanidad habrá perdido una de sus creaciones culturales a lo largo de la historia». Sólo faltó la palabra de Puri Lozano, alma, junto con Miguel Sánchez del facsímil de El dialecto leonés . Esta pareja de «héroes de la cultura leonesa» ha pasado de la conservación del patrimonio popular más material a través de la imagen a aventurarse en la arriesgada tarea de editar y en este caso de poner en valor las voces del patrimonio más inmaterial. Aunque España aún no se ha sumado a la convención para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, firmada en París el 17 de octubre del 2003 por iniciativa de la Unesco. El facsímil de El dialecto leonés incluye obras de Severiano Álvarez, Emilce Núñez, Eva González, Roberto González-Quevedo, Teodora Barrio, Abel Pardo, Emilio Gancedo, Xosepe Vega y Héctor Xil. Diego Catalán, nieto de Pidal, firma el preámbulo.

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