Diario de León

Más oro que meteoritos

Piedras de León divinas y celestiales

Las rocas caídas del cielo son un tesoro. En la Tierra también hay piedras que la historia convirtió en joyas

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León

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Son simples piedras, pero por su procedencia o su historia se convirtieron en tesoros. Rocas sagradas, como el Ídolo de Noceda; o celestiales, como meteoritos de otros planetas. La casa de subastas Christie’s acaba de vender un trozo de galaxia por 2,2 millones de euros. Dicho así suena grandilocuente, pero en realidad es una piedra lunar de 13,5 kilos. El leonés José Vicente Casado, un conocido ‘cazameteoritos’ cuyos hallazgos se encuentran repartidos por un centenar de museos de todo el mundo, tuvo una roca similar en su mano. La piedra de Christie’s procede de una lluvia de meteoritos que cayó en la frontera entre Argelia y Mauritania. «En España también hay, pero no las vemos. Son más fáciles de encontrar en zonas desérticas», dice. Le parece que un precio «razonable» para esa roca habrían sido 400.000 euros. Explica que la cotización en las últimas décadas ha caído de 6.000 a 1.000 dólares el gramo —para las piedras las más extraordinarias—, porque se han encontrado grandes ejemplares en el Sáhara. «Ahora valen más las piedras de Marte y los meteoritos de asteroides primitivos». Él vende una roca lunar hallada en Argentina, de 86 kilos de peso, por 43.000 euros. El cazameteoritos leonés calcula que en los años que lleva recogiendo piedras celestiales habrá reunido más de 3.000 kilos.

Pero las rocas con valor científico, las que encierran las claves de cómo se formó el sistema solar, no las pone a la venta. Casado trabaja desde hace años con la Universidad Politécnica de Barcelona. Con su equipo ha recolectado 500 meteoritos —casi el 1 por ciento del total conocido—; algunos muy pequeños, pero de gran valor histórico y científico.

Joyas para la ciencia

Muchos meteoritos tienen más valor científico que su mera tasación económica

La ‘joya de la corona’ es una piedra de Marte, de medio kilo de peso, denominado Ksar Ghilane 002, que Casado, miembro de la Meteoritical Society, encontró entre Túnez y Libia. Todo el material que recoge en sus expediciones está a disposición de las instituciones científicas. En León solo hay dos meteoritos ‘conocidos’, los encontrados en Reliegos y Ardón.

También es un experto en minerales y fósiles. Cuenta que la mayor pepita de oro de España apareció a principios del siglo XX en el río Sil, cerca de Puente de Domingo Flórez.

Afirma que León tiene fósiles «espectaculares» del Carbonífero. Él ha encontrado auténticos bosques pétreos de la época en la que esta provincia y la ciudad de Nueva York compartían una franja costera bañada por un océano llamado Iapetus. El Leonodus, el diente de tiburón más antiguo que se conoce, fue localizado durante las obras de la autopista con Asturias, cerca de Los Barrios de Luna. Este fósil único, que lleva el nombre de León, se encuentra en el Museo de Historia Natural de Londres.

Pedruscos sagrados

Museos de medio mundo preservan piedras leonesa sagradas, como el Arqueológico Nacional, que tiene en sus vitrinas el llamado Ídolo de Noceda, un monolito de 22 centímetros de la Edad del Bronce, utilizado durante años como contrapeso en un telar, que representa a una divinidad mixta —tiene rasgos femeninos y masculinos—. El Ídolo de Tabuyo, de 4.000 años de antigüedad, es una de las joyas del Museo de León.

Otro tesoro pétreo leonés es la lápida del sepulcro de Alfonso Ansúrez, procedente del monasterio de Sahagún, que el Museo Arqueológico recuperó en 1933 haciendo un canje por otra pieza con el Fogg Museum de Harvard.

El Museo Sefardí de Toledo preserva tres lápidas hebraicas localizadas en Puente Castro. La más peculiar, hallada en 1906, perteneció a la tumba de Mar Yehuda, fallecido en el año 1094.

Hace unos meses robaban de la ermita de Robledo de Omaña la clave del arco de la puerta, que tiene esculpido el Santo Grial. Hace años robaron la espléndida lápida fundacional de la ermita de Santa Cruz de Montes.

Otra piedra especial de la Edad del Bronce es el Hacha de Mirantes de Luna, de 17,5 centímetros, custodiada en el Arqueológico Nacional, primer ejemplar conocido de un tipo de hachas denominado ‘de apéndices laterales curvos’. Muchas de las piedras sagradas leonesas superan en valor a la vendida por Christie’s.

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