El pintor llegado del silencio

marcelino cuevas | león

El veterano pintor asturiano Pelayo Ortega, recién llegado a Ármaga, muestra una tremenda timidez. Esta es la tercera vez que visita la galería y en esta ocasión decide que no concede entrevistas. Pero eso no impide que el artista se muestre tremendamente amable y abierto a la hora de comentar sus obras. Nos dice que en esta ocasión no ha sido él el que ha elegido los cuadros de la exposición: «He preferido que sea Marga Carnero, la directora de Ármaga, la que seleccionara en el estudio los cuadros que ahora pueden verse en la galería. El resultado ha sido una especie de muestra retrospectiva en la que se encuentran pinturas de varias épocas diferentes que muestran las variantes que hay en mi trabajo, la evolución y la investigación a las que está sometida mi obra».

Pelayo Ortega unas veces se deja seducir por la línea y otras, por las manchas de color. En ocasiones se muestra avaro a la hora de emplear la pintura, pero hay momentos, hay lienzos en los que la materia se derrama con extraordinaria generosidad. Lo mismo sucede con su temática, presa de violentos contrastes. Desde paisajes íntimos rescatados de la naturaleza hasta imágenes urbanas de líneas laberínticas, en las que el color parte de lo negro, de la noche.

Pero ya que en la inauguración el artista no se mostró excesivamente comunicativo, recordemos sus palabras de otras visitas a la misma galería. Decía entonces: «Mis cuadros tienen ciertos guiños irónicos. Pretendo hacer una pintura que se valore por sí misma, después intento que sea una obra optimista, alegre en esos objetivos. De vez en cuando aparece el juego entre las figuras e incluso el humor».

Dicen de Pelayo Ortega que es capaz de captar el instante, ese momento especial que significa un nuevo hito en la vida de cualquier persona. Pero, ¿cómo ha llegado a esa síntesis? «Creo —aseguraba entonces— que mi obra ha evolucionado de una manera coherente, nunca he dado saltos en el vacío, he tratado siempre de llegar a un grado máximo de depuración. Sin embargo he ido también simultaneando una obra muy cargada de materia y muy densa de contenidos. Quizá la característica más importante de la obra de los últimos tiempos es la tendencia hacia una cierta depuración con intenciones poéticas».

Pelayo Ortega (Mieres, 1956) inició sus estudios de pintura y grabado en las ciudades de Gijón y Oviedo, ampliándolos posteriormente en Madrid. En su dilatada carrera ha obtenido, entre otros, premios y becas del Ministerio de Cultura, del Gobierno del Principado de Asturias y de Endesa. Ha realizado más de una veintena de exposiciones individuales e innumerables colectivas.