Diario de León

Los poemas de José Vallejo Aller a su mujer para vivir siempre juntos

León

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Aquí hay tanta vocación literaria como amor. Mayúsculo. Eterno. Poemas por palabras, de José Vallejo Aller, es el primer poemario de un veterano en esto de escribir y publicar. Pero la paradoja que pudiera haber viene determinada por el devenir de la vida. Cuando murió su mujer, Piedad Fernández, la tristeza lo inundó todo, pero Vallejo siguió escribiendo. Sin saberlo tal vez, el homenaje a «la persona más importante de mi vida», dice, estaba en marcha como un propio discurrir. Podría ser un acto liberador, pero no. «Es que no me quiero liberar de ella. Aunque no sea posible, es una forma de estar juntos», indica, como prueba decidida de que la vida sigue pero que él quiere que sea sin perder ni una sola de las oportunidades que brindan los recuerdos y que a veces se intentan aparcar.

Podría decirse que este poemario es, más que un libro, una mesa de operaciones en la que el poeta se autodisecciona sinceramente, con crudeza, y hasta con crueldad en ocasiones para llegar al tuétano de sus sentimientos, de su existencia. Se explica esto así en la contraportada.

Dice Fernando Juan Baños Vallejo, catedrático de Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Alicante, prologuista del libro, que al autor le debe lo que eligió ser en la vida. Lo que pone un dato más de la huella vital que mantiene Vallejo Aller en lo más alto.

Es más, en el libro hay poemas que hablan del coronavirus y hasta dos rescatados de su juventud que su madre conservó durante años en las páginas de un libro sin él saberlo. Hay también artefactos dedicada a su hija María Jesús. En defintiva, hay mucho Vallejo Aller para que todo sea Piedad Fernández, la gran motivación tanto de vida como de escritura. Y hay en el libro hasta una copa de vino. Para un brindis. Triste, pero brindis al fin.

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