Diario de León

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El psiquiatra de Panero: «Los genios necesitan un gramo de locura»

Enrique González Duro es el ‘padre’ de la psiquiatría moderna en España. Conoció y trató a Leopoldo María Panero, sobre el que acaba de escribir una biografía, al igual que hizo con Franco y Felipe González..

El escritor y psiquiatra Enrique González Duro. FACEBOOK

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Enrique González sostiene que la locura forma parte de la condición humana. Y más aún, que «todo genio necesita un gramo de locura». «El hombre gris, de costumbres repetitivas y que no se sale de la norma, es el que sufre una patología psiquiátrica».

El que fuera médico del mediano de los tres hijos de Leopoldo Panero aborda en un libro a un personaje mediatizado por un padre severo y una madre infeliz. González Duro, autor de una biografía de Juan Ramón Jiménez y temido por Franco y Felipe González, no trata de ‘psiquiatrizar’ al autor de Guarida de un animal que no existe, pero tampoco oculta sus locuras.

Enrique González Duro (La Guardia de Jaén, 1939) conoció a Leopoldo María Panero en el centro de salud mental de Las Palmas de Gran Canaria. «Lo traté y no lo traté», dice, porque «él no se sometía a ninguna norma. Yo le atendía, pero él tenía una postura contra la psiquiatría». De hecho, Panero le regaló su poemario Narciso en el acorde último de las flautas con una dedicatoria muy reveladora: «Con afecto incurable». «Me pedía dinero prestado que no me devolvía, pero me caía bien». «Fue una figura fascinante».

El libro. ‘Leopoldo María Panero. Locura familiar’ (Independently published) es un libro en el que el autor rescata al protagonista de las sombras, que no del olvido. Un libro terrible, tan terrible como lo fue la vida de Panero.

Enrique González Duro. Psiquiatra, profesor universitario, historiador y escritor. Durante decenios ha trabajado siempre en la asistencia pública. Puso en marcha el primer hospital de día psiquiátrico. Es autor de más de una veintena de libros.

González Duro, que puso en marcha en el año 1973 el primer hospital de día psiquiátrico de España, describe en el libro el afán del poeta leonés por cambiar revolucionariamente el mundo, y que luego, decepcionado, transforma en el deseo incansable de cambiar su propia vida, llevándola al límite; su pasión por la literatura, el refugio en la soledad, en el alcohol, en las drogas... También episodios menos conocidos, como la estancia en el psiquiátrico de Canarias o la relación que mantuvo con Merchita, la única mujer que vivió con él dos años y de la que nadie sabía de su existencia o su enamoramiento de Ana María Moix cuando no sabía que la escritora era lesbiana.

González Duro, profesor universitario e historiador, cree que la historia del patriarca de los Panero se ha «tergiversado». «Era un hombre campestre, contradictorio y de izquierdas, hasta que le metieron en el campo de concentración de San Marcos, del que sale por mediación de la mujer de Franco. Entonces tuvo que afiliarse al ejército franquista». El matrimonio con Felicidad Blanc «fue desastroso». El padre de Felicidad Blanc, que había permanecido en el Madrid republicano, había sido depurado, así que ella, que era una joven burguesa, necesitaba un novio a toda costa. De hecho, Panero ni le gustaba». El psiquiatra del Gregorio Marañón confiesa que ha buceado en los ancestros, hasta llegar a un bisabuelo de Felicidad Blanc que escribió el diario de Napoleón. González Duro conoció personalmente a Michi, el benjamín de la saga. «Era muy cáustico, pero al final estaba completamente alcoholizado».

Cuenta el psiquiatra que Leopoldo María desde niño ya sabía que era homosexual, pero estaba intimidado por la figura de su padre, que «quería hijos fuertes». También mantuvo encuentros con Felicidad Blanc. «Fue una mujer que lo pasó muy mal. Se enamoró de Cernuda, que nunca negó ser homosexual». Relata la anécdota del regreso de Panero de un viaje por Sudamérica: «Le pregunta a Felicidad que si, mientras ha estado ausente, ha tenido alguna aventura. Ella confiesa que está enamorada de Cernuda y su marido se pone violento y termina por echarla de casa». Pese a que la figura de Felicidad Blanc no sale bien parada en la célebre película de Jaime Chávarri El desencanto, González Duro afirma que Leopoldo tenía un gran cariño a su madre y que en algunos de sus poemas la trata con respeto.

González Duro nunca se ha llevado bien con el poder. En 1981 se hizo cargo de la reforma psiquiátrica de la provincia de Jaén y «el PSOE me pidió que me presentara a diputado. Yo había ido a Andalucía a crear instituciones alternativas a un manicomio. Me dijeron: ‘Con el PSOE todo, sin el PSOE nada’. Así que fui excluido. Estuve en el paro». Afirma que fue más perseguido por Felipe González que por Franco.

Esperó a que muriera el dictador para escribir su biografía. «Antes de su muerte todas eran asquerosamente hagiográficas; y después, al contrario». En su opinión, «Franco era muy mediocre, ambicioso y con pocas ideas pero muy claras». Para él, hay dos datos muy significativos de la personalidad de Franco: «Jugaba a las quinielas y promovía las delaciones, incluso anónimas».

Autor de libros como Los psiquiatras de Franco: Los rojos no estaban locos, Polanco: el señor de El País, Las neurosis del ama de casa, Represión sexual, dominación social o Las rapadas: el franquismo contra la mujer, se moja con los políticos actuales. De Pablo Iglesias dice que «es presa de un narcisismo. Sufre el síndrome de Galapagar». «Pedro Sánchez es astuto, ambicioso y un poco veleta». Sobre Albert Rivera, al que llama ‘Naranjito’, piensa que «es un oportunista. Su cruzada antiamarilla es ridícula». De Pablo Casado dice que «es un derechista total. Para él, la bandera está por encima de todo».

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