Diario de León

La UPL quiere restaurar el reloj de la Pulchra

El Rolex de la Catedral que funciona pero nadie entiende

Ha pedido ayuda a la firma Rolex, que ya lo reparó en 1992. La marca suiza está buscando maestros relojeros que puedan arreglarlo. El Cabildo, al que nadie ha consultado, asegura que el reloj funciona perfectamente, pero que «hay que saber leerlo».

El reloj ayer, a las 13.10 (como marca la aguja.

El reloj ayer, a las 13.10 (como marca la aguja.

León

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El reloj de la Catedral de León solo tiene una aguja. El brazo que termina con un sol y una mano, marca las horas y también los minutos —contando las rayas que hay entre número y número—. La Unión del Pueblo Leonés (UPL) ha contactado con la firma relojera Rolex para que intervenga en una nueva restauración del reloj que reparó en 1992. En aquella fecha Rolex puso en funcionamiento de forma gratuita la maquinaria del ‘cronómetro’ catedralicio, una pieza del siglo XVIII, obra del maestro Durán, que llevaba treinta años estropeado. La Escuela Taller, bajo la dirección de Francisco Azconegui, fue la encargada de llevar a cabo la rehabilitación de la esfera.

«Con el transcurso de los años el reloj ha sufrido el deterioro del paso del tiempo y la esfera de madera se encuentra totalmente deteriorada y el reloj sin funcionamiento», explica la formación leonesista en la carta enviada el 22 de marzo a Rolex. La UPL pide a la casa suiza que lleve a cabo la reparación —al igual que en 1992— de forma gratuita.

Rolex España ha respondido que «los trabajos efectuados en 1992 fueron realizados por la escuela de relojería suiza Wostep, en Neuchâtel (Suiza). UPL asegura que la compañía está «sensibilizada» por el valor histórico y sentimental de este reloj para los leoneses y para el patrimonio cultural de España y que se ha comprometido a ponerse contacto con maestros relojeros suizos para intentar que asuman la restauración nuevamente de este emblemático reloj.

Desmontaje del reloj en 1992 para su reparación. NORBERTO

Los leonesistas confían en «devolver el esplendor» al reloj y agradecen el interés mostrado por la marca Rolex, que no se compromete a ‘retocar’ la maquinaria de forma gratuita.

Mario González, administrador de la Catedral, afirma que «nadie se ha puesto en contacto con nosotros». El Cabildo «no sabe nada» de la iniciativa de la UPL. Pero deja claro que el reloj «funciona a la perfección».

La historia del reloj

El historiador del arte de la Universidad de León Jorge Martínez Montero publicó una amplia investigación sobre los relojes y relojeros catedralicios del norte península La Catedral de León tenía un reloj «muy problemático» que se estropeaba con facilidad. Había sido construido en 1523 por el fraile Francisco y tenía dos autómatas, un león y un soldado. En 1773 se sustituye por otro realizado por el zamorano Francisco Francos, que duró únicamente quince años y acabó en la iglesia de Santa María de Benavente. En 1783, nuevamente el Cabildo se plantea la misión de renovar el reloj. Piden presupuesto a una casa de Londres, «con la condición de que venga persona inteligente a ponerlo», según consta en la documentación estudiada por Martínez Montero.

El elegido es el relojero londinense Diego Evans, uno de los más afamados de la época, en el convencimiento de que «vendría por poco un oficial con él a ponerlo mejor que los zarramplines de aquí», dice textualmente el documento catedralicio, donde se comprueba la poca estima en que tenían entonces a los relojeros locales. Un año después, el Cabildo descarta a Evans por ser demasiado caro. El relojero Ramón Durán, que residía junto al Palacio Real de Madrid y ya era muy conocido entonces, porque de su fábrica salieron relojes para los mejores conventos de la capital, iba a instalar en 1787 uno en la Catedral de Oviedo. El Cabildo leonés se entera de que Durán viaja con otro reloj. «Eran mecánicos, de péndulo y se podían montar y desmontar fácilmente; además, cualquier pieza se podía sustituir», explica el profesor leonés. Durán cobró a la catedral ovetense 45.000 reales; y a la de León, 5.000 reales más. Años después la esfera original fue sustituida.

La restauración de Rolex

El reloj de Durán fue declarado BIC y restaurado en 1992. En aquel momento llevaba 30 años sin funcionar. La Escuela Taller se encargó de la esfera y la empresa suiza Rolex, de la maquinaria. El 30 de diciembre de aquel mismo año los técnicos Pierre Curchod, Jacques Mihilewicz y Jacques de Vialet montaban y ponían nuevamente en funcionamiento la ‘joya Durán’. La restauración supuso más de 2.500 horas de trabajo, cien planos de ordenador y el dibujo de todos los engranajes. El coste se elevó a ocho millones de pesetas, que sufragó Rolex.

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