Diario de León

Joyas de papel

Secretos de León archivados

Los archivos leoneses preservan, a través de cientos de miles de legajos y documentos, la historia conocida y también la ‘secreta’ de esta provincia. Incunables, códices legajos del IX al XX, protocolos notariales, planos, proyectos que acabaron en sueños o relatos de traiciones, herencias sanguinarias y fotografías inéditas. Un auténtico tesoro que, excepto para los investigadores, sigue pasando desapercibido.

Algunos de los fondos que custodia el Archivo de la Catedral de León

Algunos de los fondos que custodia el Archivo de la Catedral de León

León

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Casi todo está en los archivos. Los de León preservan innumerables documentos que en su momento fueron secretos. Tesoros de papel a través de los cuales se puede reconstruir la historia. Excepto para los investigadores, muchos siguen siendo ‘grandes desconocidos’, pese a que custodian fondos increíbles.

Jorge Martínez Montero, profesor de Historia del Arte de la Escuela de Arte y del Departamento de Patrimonio Artístico y Documental de la Universidad de León, publicará en mayo una investigación sobre Arte y arquitectura en León, un libro centrado en la segunda mitad del siglo XIX, donde, entre otros capítulos, abordará, las joyas que encierran los archivos leoneses.

Entre las ‘rarezas’, por menos conocidos, destaca el legado de Raimundo Rodríguez Vera o el de Juan Crisóstomo Torbado, ambos depositados en el Archivo Catedralicio, que también preserva códices excepcionales como la Biblia Latina (siglo X), el Antifonario (un libro de cánticos fechado en el año 1069) y El libro de las estampas , que contiene las copias de los testamentos de los reyes leoneses a favor de la Catedral, considerado uno de los tres códices más singulares de la España medieval. La Catedral ha ido atesorando valiosos manuscritos desde el año 860, cuando Ordoño I donó al obispo Frunimio una serie de libros litúrgicos, que éste legó a su vez a la Pulchra.

Fondos del archivo de los Condes de Luna, que pronto exhibirá Botines. RAMIRO

El Archivo Diocesano, cuenta Martínez Montero, dispone de un «increíble» fondo fotográfico, desde los años 40, que está en proceso de catalogación.

El Archivo Histórico Provincial, ubicado desde 1982 en el castillo de León, que fue cárcel en la Edad Media y hacinó a los presos republicanos que no cabían en el campo de concentración de San Marcos durante la represión franquista, tiene más de 30 kilómetros de estanterías con auténticos tesoros. La historia de León desde el siglo IX. Legajos como un fragmento del Beato de Liébana o protocolos notariales —la documentación más consultada— que reflejan la vida cotidiana y sus conflictos en todas las poblaciones, a través de contratos de arras por un matrimonio, conciliaciones entre vecinos, compraventas, inventarios post mortem, partijas, arrendamientos, censos, foros, aprovechamientos de montes...

Otra ‘rareza’ es la Confirmación de privilegios de Portilla de la Reina desde Alfonso XI a Fernando VII. Su importancia radica tanto en la en la antigüedad del documento (1534-1817), como en las iluminaciones que decoran este pergamino, así como el reconocimiento real a una población de montaña a la que se conceden una serie de exenciones fiscales que promovían fijar la población en lugares que por cuestiones de geografía física dificultaban la supervivencia. También se conserva el expediente del primer alumbrado público que tuvo la ciudad y que data de 1916; el proyecto de 1913 para poner en marcha un tranvía que uniera la estación del Norte con la Catedral; o la relación de los puentes que se volaron durante la Guerra Civil.

Martínez Montero que desveló algunos misterios de los archivos en la conferencia que impartió en el Histórico Provincial el 19 de marzo bajo el título Recuperando el pasado: un viaje a través de las trazas en los archivos leoneses , destaca entre lo más desconocido del archivo de Puerta Castillo el fondo fotográfico procedente de la Imprenta Casado, 755 ‘unidades’ que incluyen originales fotográficos, copias en papel y trabajos de impresión de los siglos XIX y XX. Además, custodia el archivo de la Beneficiencia, así como el Bravo Guarida, 287 unidades de descripción que incluyen documentación acerca de monumentos de la ciudad de León y la provincia entre 1721 y 1951. Otro de los tesoros del centro estatal es el Waldo Merino, que alberga 646 imágenes de monumentos leoneses. A ellos hay que unir el archivo fotográfico de la Comisión de Monumentos —ya que el documental se encuentra en la Biblioteca Pública—, una memoria de cuatro carpetas con fotografías de edificios protegidos de León y provincia de los años cincuenta y sesenta; así como la donación de la familia Arroyo-Quiñones y el archivo de la familia Prado, con documentos de 1394 a 1970, que constituyen un legado fundamental para el estudio de la nobleza y los señoríos.

También ha pasado muy desapercibido el Archivo Municipal, cuyos fondos se encuentran repartidos en tres sedes. En Puerta Castillo están los ‘tesoros’ o fondos más antiguos, entre los años 1219 y 1900. En Julio del Campo se halla el archivo general municipal, que se trasladó en 2006 desde el consistorio de San Marcelo; y, finalmente, el archivo central, depositado en la sede del Ayuntamiento de León, en Ordoño II. A través de la documentación de Puerta Castillo —según Martínez Montero— «se puede reconstruir toda la historia de la ciudad». Entre los documentos más singulares del Archivo Municipal cabe mencionar, entre otros, algunos legajos de Sancho IV, de Pedro I o de los Reyes Católicos, de la Guerra de la Independencia, de incendios que asolaron casas singulares de la ciudad o la historia de San Claudio.

Los archivos de Botines

El sotabanco de Botines, que durante décadas fue el cuartel general de los directivos de Caja España, mostrará próximamente uno de los archivos más valiosos y desconocidos del país, el de los Condes de Luna, que jamás se ha mostrado al público. Una colección de documentos excepcionales del siglo XII al XIX, rescatada en 1975 en Francia por el catedrático de Historia Medieval César Álvarez. Mas de mil pergaminos y manuscritos que narran no solo la historia de una de las familias nobles más poderosas del Reino de León, la de los Condes de Luna y los Quiñones, sino buena parte del devenir de esta tierra y de todo el país. El archivo consta de 51 pergaminos, 931 documentos en papel, 30 libros de archivo, 8 libros manuscritos y tres libros raros antiguos. El sotabanco acogerá además el archivo de Amigos del País, que fue el origen de las cajas de ahorro y que tampoco se ha mostrado antes, del que se realizará una exposición con motivo de un congreso internacional, dirigido por Martínez Montero, el próximo año. Fundos tiene un tercer archivo, el de la historia de las cajas de ahorros.

El archivo de San Isidoro es otra de las joyas de la ciudad. Además de obras únicas en el mundo, como 800 documentos en pergamino y casi 300 incunables, posee 1.055 libros antiguos o raros de los siglos XVI, XVII y XVIII. Martínez Montero llama la atención sobre un desconocido fondo fotográfico, las actas isidorianas o el archivo de Luis de Sosa, 2.500 papeles donados por los herederos del coronel, célebre por alzarse contra Napoleón. También San Isidoro recibió en 1968 los archivos personales del arquitecto Luis Menéndez Pidal, un legado excepcional, ya que, como arquitecto conservador de los monumentos de León, Asturias, Galicia y Zamora, recopiló planos, proyectos de restauraciones, documentos y facturas de los principales edificios históricos del Noroeste de España.

A los anteriores habría que sumar otros archivos aún menos accesibles, como el de la Fundación Ávarez Carballo o el de la banca Fernández Llamazares, que custodia el historiador Javier Fernández Llamazares, quien tardó 25 años en recomponer, a través de estos fondos, la historia de siete de las familias más destacadas del siglo XIX para su libro Crónicas de la burguesía leonesa .

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