Diario de León

Ser mujer en la cultura y no morir en el intento

Publicado por
G. Espinosa-Arroquia
León

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La Plataforma de Asociaciones de Mujeres en las Artes Escénicas y de la Música reclama que se cumpla de una vez por todas la Ley de Igualdad. Su queja viene tras conocer que ninguna mujer ha accedido a cargos de responsabilidad tras los recientes concursos del Inaem (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música). La Plataforma ha presentado por ello ante este organismo, que depende del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, un borrador «que subsane e impida las situaciones de desigualdad efectiva de género en el ámbito de la cultura, especialmente en la pública».

La leonesa Isabel Medarde (1974), realizadora, productora y directora de producción, comenta que «todo lo que se habla de que no hay paridad en el cine es porque se trae de antes». Y apunta. «La mujer en el cine era inexistente, y sobre todo las que había no tenían visibilidad». Sin embargo, Medarde ve que actualmente «hay mucho más títulos firmados por mujeres, pero hay profesiones segregadas». Con esto se refiere a que dentro de la industria cinematográfica la mujer está relegada a la parte de maquillaje, peluquería y producción. «Hay pocas mujeres que sean directoras de fotografía, y cuando eres buena en producción los directores solo te llaman para eso». En su último proyecto La espiral maravillosa, que se estrenó esta pasada primavera, recupera la figura de la cineasta española Leocadia Cantalapiedra. Con este trabajo no solo pretende visibilizar en las academias de cine, escuelas, universidades... Sino también animar a otras mujeres. «Lo mío es un grano de arena en una montaña en la que todo el mundo debería participar».

Pilar Vázquez, reconocida mezzosoprano, dice que en la ópera hay roles distintos, por tanto «el papel de una mezzosoprano o soprano no puede ser interpretado por un hombre, a no ser que estuviéramos en el siglo XVIII, cuando las mujeres tenían prohibido tocar o interpretar». La cantante leonesa admite que las grandes producciones de ópera  prefieren ahora intérpretes «esbeltos» y que den bien en la cámara —ya que muchas óperas se transmiten en directo en salas de cine—, algo que no ocurría hace décadas. Si le han ‘discriminado’ alguna vez ha sido más bien por cuestiones técnicas. «Una mujer de 40 o 30 años no puede interpretar el papel de una chica de 15 años».

Laura Salguero (1987), artista leonesa que reside en Valencia, reconoce que «hay mucho trabajo por hacer para romper la idea preconcebida de que detrás de un proyecto profesional hay un hombre y no una mujer». Su última exposición lleva por título Exceptiología, y actualmente se encuentra inmersa en su proyecto de joyería dental, WildGrilz. Y aunque pueda parecer que estén dirigidas al público femenino, no entiende de géneros. «Se entiende a pensar que la joyería es para las mujeres, en este caso el 60% de mis clientes son hombres». Aclara que esto que lleva a cabo no es anda novedoso, en el Renacimiento los hombres se enjoyaban tanto o más que las mujeres. «No hay más que fijarse en los retratos renacentistas. Se pueden ver otras tipologías menos conocidas como enseñas, joyas concebidas para decorar lo sombreros. Las mujeres en cambio iban tapadas hasta arriba y apenas utilizaban pendientes». Salguero comenta el caso del puertorriqueño Bad Bunny. «La estética de los hombres del renacimiento recuerda a los cantantes de ahora, van cubiertos de joyas, al final todo vuelve y poco a poco se van difuminando los estereotipos».  

Margarita Carnero, galerista y fundadora de Galería Ármaga junto a Asunción Robles, se ha sentido acogida dentro de su gremio, «pero en algún tema expositivo, con algo respecto al montaje, algunos consideraban que no podía, y pintores que  me han llegado a decir que no sabía vender y que me pusiera tacones». Para ella no ha sido complicado hacerse un nombre,  pero no puede decir lo mismo de su tía, que también ha sido galerista, «Yo heredé su galería, y me contó que para ella sí que fue complicado». La propia Carnero reconoce que «siempre es más difícil para la mujer en cualquier ámbito, pero dentro del artístico no podía ni siquiera dedicarse a ello». Si el número de pintoras relevantes en la historia del arte es bajo, el de escultoras es aun más reducido. «Castorina (fallecida a principios de este año) es un ejemplo vital para León, madre de la escultura, le llegaron a decir que no entrara en clase porque distraía a los hombres».

Raquel Lanseros (1973), leonesa de adopción y poetisa, esta sensibilizada con el tema de la igualdad, y reconoce que desde su poemario Diario de un destello, más en concreto el poema de Doña Juana, ha intentado feminizar los arquetipos. En su última obra Matria, ha querido hacer una ‘feminicidad inclusiva’, «abarcando hasta los animales y el medio ambiente». Lanseros prosigue. «Soy de una generación que tiene más apertura, que ha salido del ámbito doméstico. Sin duda, si hubiera sido mi madre o mi abuela la que hubiera escrito, habría sido más difícil».    

   

   

   

 

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