Diario de León

El siglo de las luces en León

La estatua de Guzmán fue una ‘revolución’. El monumento dedicado al héroe de Tarifa obligó a crear un nuevo espacio urbanístico, una glorieta, en una ciudad que en las últimas décadas del siglo XIX sufrió una crucial transformación con la llegada del ferrocarril, el ensanche y la alineación de Ordoño. El profesor Jorge Martínez Montero recoge ahora en una colosal obra cómo fue ‘el siglo de las luces’ en León.

El profesor y escritor Jorge Martínez Montero, el alcalde y la concejala de Cultura durante la presentación del libro ‘El viaje que cambió León’. MARCIANO PÉREZ

El profesor y escritor Jorge Martínez Montero, el alcalde y la concejala de Cultura durante la presentación del libro ‘El viaje que cambió León’. MARCIANO PÉREZ

León

Creado:

Actualizado:

León era apenas un poblachón a principios del siglo XIX. Pero en el crepúsculo del siglo cambiará decisivamente. En 1860 la ciudad contaba con 9.866 habitantes y casi 16.000 en 1900. La llegada del ferrocarril en 1863 y los avances en salubridad e higiene serán decisivos para la expansión de una ciudad que se ha quedado pequeña y que precisa un ensanche. En El viaje que cambió León: monumento a Guzmán el Bueno. De la dispersión patrimonial a la exaltación monumental (1863-1900), del profesor leonés Jorge Martínez Montero, se aborda la gran transformación de la ciudad en las últimas décadas del período decimonónico.

Martínez Montero, profesor de Historia del Arte de la Escuela de Arte y del Departamento de Patrimonio Artístico y Documental de la Universidad de León, que presentó ayer el libro a la prensa acompañado por el alcalde, José Antonio Diez, y la concejala de Cultura, Evelia Fernández, ha tardado siete años en completar esta monumental obra que arranca con la llegada del ferrocarril a la ciudad y concluye con los proyectos de Aniceto Marinas y Gabriel Abreu para erigir una estatua al héroe leonés Guzmán el Bueno.

Martínez Montero recorre, a través de 387 páginas, la historia de algunos personajes decisivos en este ‘siglo de las luces de León’, como maestros de obras y arquitectos de la talla de Manuel Cárdenas, Torbado, Mariano Álvarez Fernández o Andrés Valcarce Martínez. También las corrientes restauradoras del momento, que se aplican en el Panteón Real de San Isidoro, la iglesia de Santa Ana, el Palacio de los Guzmanes o los 42 años de obras en la Catedral que impidieron el desplome del primer monumento de la ciudad.

Asimismo, Martínez Montero dedica un capítulo al modernismo y el historicismo, dos hitos para una sola década en León y sus dos más dignos representantes, Gaudí —y el edificio Botines— y Fernando Arbós —con el panteón de Secundino Gómez—.

El profesor desvela uno de los episodios menos conocidos, el del expolio artístico, en el que la Comisión de Incautación, cuyo cometido era poner a disposición de toda la ciudadanía los objetos artísticos y fondos bibliográficos de archivos, catedrales o monasterios, tuvo un efecto «depredador» en el patrimonio leonés.

En las páginas de El viaje que cambió León , que incluye numerosas fotografías y documentos inéditos, el autor cuenta la creación de la Biblioteca Provincial, ubicada en el exbeatario de las monjas Catalinas, compartiendo dependencias con el convento de las Siervas de Jesús —frente a San Isidoro—.

El alcalde destacó ayer que la obra de Martínez Montero «permite conocer las transformaciones urbanísticas que experimentó la ciudad de León en las últimas décadas del siglo XIX con avances significativos en la salubridad e higiene pública, la red de traída de aguas o el impulso definitivo para la llegada del servicio eléctrico».

Cambios —según José Antonio Diez— «que provocaron un rechazo inicial», aunque «el ensanche mejoró León». La llegada del primer viaje del ferrocarril en el año 1863, conllevará la alineación de la calle Ordoño II y su consecuente conexión con la urbe a través de la construcción del puente de carretera. Pero habrá otros cambios, como inevitables e interesados derrumbes monumentales.

El libro parte del proyecto del ensanche oeste de la ciudad y del impulso llevado a cabo por diversos promotores particulares que pugnaron por posicionarse en los viales de mayor expansión en la ciudad, como fue el emblemático paseo de Ordoño II y su prolongación hacia la plazuela de San Marcelo o el nuevo paseo del Calvario, objeto de aperturismo hacia la nueva glorieta de Guzmán el Bueno.

Una estatua polémica

El viaje por el siglo XIX concluye con la decisión de erigir un monumento conmemorativo dedicado al legendario defensor de Tarifa, Alonso Pérez de Guzmán ‘el Bueno’. Una iniciativa impulsada por el senador leonés Gabriel Fernández de Cadórniga con motivo del sexto centenario de la defensa de Tarifa. Pero lo que iba a ser en principio una estatua de ‘concordia’ se verá envuelta en la polémica, por la ubicación de la obra, por la creación de una glorieta y un nuevo espacio urbanístico y por la elección del artista. Sin olvidar «las verdades y mentiras» en torno a la inauguración del monumento leonés en el verano del año 1900.

tracking