Diario de León
El catedrático de Lingüística General y académico de la RAE Salvador Gutiérrez Ordóñez.

El catedrático de Lingüística General y académico de la RAE Salvador Gutiérrez Ordóñez.

León

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-¿Qué supone para usted ser hijo adoptivo de León?

-Un reconocimiento que considero inmerecido. No soy más que otros tantos que llegaron a León a trabajar y vivir. Me siento muy agradecido a la Corporación, al alcalde, a la concejala de Cultura y a toda la ciudad a la que ellos representan. Soy un avaro afectivo. Sólo puedo trabajar en ambientes afectivos y aquí siempre me he sentido bien acogido.

-Gamoneda recibió el mismo título después de 73 años viviendo en León, lo que le hizo cierta gracia....

-A mí gracia, en el sentido de gratitud. Pasé cuatro años en Valencia de Don Juan entre 1960 y 1964 que fueron muy importantes. Me inculcaron el amor al estudio y me ayudaron económicamente. En la Universidad llevo 28. Así que, en total, son 32 años aquí.

-¿Ahora es más leonés que asturiano?

-Se conjuga la doble nacionalidad. Soy asturiano porque nací, viví y estudié la carrera en Asturias y allí tengo mi familia. Es un vínculo irrenunciable. Aquí tengo mis vivencias de mayor. Aquí nació un hijo mío. He pasado unos años maravillosos. Tengo un departamento envidiable por su capacidad y por las relaciones humanas. Esta es otra patria. Aquí he pasado mucho.

-Como académico, ¿qué palabras leonesas o asturianas le gustaría incluir en el diccionario de la RAE?

-Ya están en el diccionario. La única que me sale ahora es -˜gracies-™.

-Como principal artífice de la nueva Ortografía, ¿le molestaron las críticas feroces que hubo por cambios como la -˜ye-™?

-No. Estaba bien preparado. La ortografía es un ámbito que todos sentimos nuestro. Es una destreza que aprendemos de niños y todo cambio es como separar la uña de la carne. Hemos procedido a hacer estas reformas porque introducen más uniformidad. La -˜ch-™ o la -˜ll-™ no son una letra, sino dos, así que no deben figurar en las relaciones de letras.

-Ha sido uno de los -œpadres- de la Universidad de León, ¿cree que ahora tiene buen nivel?

-La Universidad de León tiene un gran nivel. Llegué en el 73 y me sentí muy a gusto, porque todo estaba por hacer. Pude formar un departamento sólido. Dirigí la facultad como decano y la he visto crecer. Ahora tiene una presencia científica y docente muy importante en este país. Los de aquella generación teníamos como objetivo poner a León en el mapa de España y del mundo. Hemos hecho lo posible por organizar cursos y salir fuera. Ese ha sido el intento y si no se ha cumplido al cien por cien, sí que ha sido positivo.

-¿Qué tal se habla en León?

-Un castellano perfecto. No hay lugar donde se hable perfecto, pero en todo el Reino de León y en el de Castilla es donde mejor se habla el español norteño. Aquí se conservan particularidades de la evolución del leonés al castellano, como el laísmo. También tiene su riqueza léxica. Siempre aconsejo que es el lugar ideal para aprender español.

-¿Las nuevas generaciones, acostumbradas a las redes sociales y los móviles, acabarán con el lenguaje?

-No soy apocalíptico. El lenguaje hablado y escrito están muy arraigados. Cuando aparecen formas nuevas de comunicar, como ocurrió con el telegrama, surgen voces de catástrofe. Introducir cambios no siempre es malo. Los emails han hecho resurgir el género epistolar. La lengua cambia porque cambia la realidad y las tecnologías.

-¿Su trabajo en la RAE es más aburrido que el de la Universidad?

-Es muy diferente, pero muy interesante. Aquí hago un trabajo de investigación que es sumamente satisfactorio y un trabajo docente que es muy reconfortante. En la RAE es un trabajo muy intenso, porque me ha tocado llevar el proyecto de la ortografía, una verdadera innovación y he podido trabajar con un equipo muy cualificado. Con ellos he aprendido mucho. Creo que esta ortografía es magnífica. Ahora tengo un nuevo proyecto: la redacción de la gramática básica. En el 2009 se editó la nueva Gramática, en 10.000 páginas; luego, el manual, de unas mil páginas. Y en septiembre saldrá la versión más breve, de unas 300 páginas. Un gran esfuerzo por hacer más llana la gramática, siempre manteniendo el espíritu de las hermanas mayores.

-Ocupa el sillón que en su día dejó vacante Julián Marías, ¿le ha marcado de alguna manera?

-Julián Marías siempre es una persona de referencia, que ya me había marcado en mi época de estudiante. Luego seguí leyendo sus ensayos y artículos. Marca porque uno se siente en la necesidad de no defraudar a su antecesor en el sillón -˜S-™, aunque cada uno trabaja en su especialidad.

-¿Qué supone ser lingüista hoy en día?

-Trabajar sobre el mayor invento del hombre: el lenguaje. Nosotros trabajamos sobre el instrumento más perfecto creado por el hombre.

-¿Tiene algún sentido querer recuperar el leonés?

-Pasa como cuando nos encontramos unas ruinas. Tiene un sentido afectivo, pero no práctico. El leonés hace muchos siglos que perdió su identidad.

-¿Así hablas, así piensas?

-También a la inversa. La forma de hablar está condicionada por el pensamiento. Y la forma de pensar se refleja en el lenguaje.

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