Diario de León

Esta ópera, compuesta por un Mozart niño, se estrena mañana en el Teatro Real

El tenor leonés Javier Alonso canta en «Bastián y Bastiana»

Imagen del director y los intérpretes de la ópera. Primero por la izquierda, el leonés Javier Alonso

Imagen del director y los intérpretes de la ópera. Primero por la izquierda, el leonés Javier Alonso

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Efe - MADRID.

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«La primera ópera para niños del Teatro Real debía estar compuesta por un niño y nadie mejor que Mozart», explicó ayer Emilio Sagi, director escénico de Bastián y Bastiana, que estrena mañana con el protagonismo del tenor bañezano Javier Alonso, que interpreta al personaje de Bastián. Bajo la batuta, además, estará Andrés Zarzo y Emilio Aragón actuará como narrador. El genial músico creó esta composición a sus doce años, demostrando ya su genialidad en una pieza que permite reconocer temas de grandes obras suyas como La Flauta mágica o Don Giovanni, añadió Sagi, quien ha propuesto una escenificación muy actual. Además de Javier Alonso, Ana Nebot y Celestino Varela son los cantantes de un montaje para el que están previstas en principio cuatro funciones (cuyas entradas están ya próximas a agotarse). Se trata de jóvenes voces porque «al tiempo que se renueva el público queremos refrendar a artistas que empiezan en un teatro importante», dijo Sagi. Con esta iniciativa, el coliseo madrileño da un paso más dedicado a los niños (iniciativa que continuará en abril con la Rita de Donizetti) en su programa didáctico. «Un teatro del siglo XXI no puede limitarse a programar buenos espectáculos sino que también debe ser un centro cultural», afirmó el director escénico. Esta línea didáctica debe culminar en pocos años con la creación de una academia propia y antes ofrecerá propuestas como la inclusión de niños en la escena como actores y como cantantes, además de reflejarse en cursos ya impartidos sobre repertorio francés o italiano o en conciertos abiertos. Es un programa pedagógico que ha permitido disfrutar de la ópera a más de 35.000 escolares, según los cálculos de Zarzo. «No debe pensarse que todo lo dedicado a los niños es menos importante», indicó Emilio Aragón, después de destacar que Mozart no era «un niño prodigio, sino un genio de doce años». «Jugamos con claves muy contemporáneas» para narrar «los despropósitos amorosos de una pareja» en un escenario casi vacío y con un tono «muy tierno y divertido» y usando efectos incluso «mágicos», añadió Sagi.

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