Diario de León

Teresa Gancedo despliega sus objetos mágicos en Ármaga

La artista berciana presenta el poemario póstumo de su hermano.

Teresa Gancedo con una de las obras que expone en León.

Teresa Gancedo con una de las obras que expone en León.

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marcelino cuevas | león
León

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Teresa Gancedo, berciana de corazón, viaja siempre con un enorme baúl que contiene cientos de objetos mágicos, una preciosa colección de pinturas, y un impresionante cúmulo de recuerdos maravillosos. Sí, porque Teresa camina con su vida a cuestas, es la suya una existencia poblada de seres imaginarios, de círculos concéntricos, de misteriosos seres y objetos que solamente con ella hablan. En su exposición de Ármaga, ha conseguido crear una atmósfera completamente surrealista y pletórica de belleza, en la que conviven en amigable armonía huevos de avestruz con trampantojos que, gracias a su arte, se convierten en deliciosas maletas o en barcos que surcan vaya usted a saber que océanos mitológicos. Y todo sumergido en un delicado tono violeta que, sin emanar de ningún sitio en concreto, lo empapa todo.

Cuando el espectador entra en la galería tiene la impresión de que acaba de dejar atrás a la madre de todas las crisis, al pavoroso fin del mundo que se anuncia para dentro de unas pocas fechas, al calentamiento global… y la amenaza siempre latente de los escandalosos realitys televisivos. Teresa ha sabido crear en su exposición un mundo aparte, un ambiente relajante y mágico en el que el arte va más allá de los objetos que lo contienen. Y en el silencio suena una música que en realidad no existe, y de cada rincón surgen unos versos que nadie ha escrito. Y Teresa Gancedo, en medio de esa vorágine de belleza, dice con encendida modestia: «Yo me limito a reciclar. Voy recogiendo y atesorando todos los objetos que encuentro. En principio no me dicen nada, pero con el tiempo ellos me piden su sitio, me cuentan sus secretos». Su aventura es la pequeña historia de los objetos ínfimos, «Siempre he sentido una especial ternura, por ejemplo, por los exvotos que se encuentran en pequeñas iglesias y ermitas rurales, siempre pensé en hacerles un homenaje y se me ocurrió pintar este panel de pequeñas tablas con jaculatorias inventadas».

Pero Teresa Gancedo ha llegado a este mundo de ilusionante poesía después de un largo recorrido. «Recuerdo -nos dice- mi primera exposición en León. Había terminado la carrera en la Facultad de Bellas Artes y había realizado una exposición en Barcelona. En León había una sala en la que se estaba dedicando una gran atención al arte contemporáneo. Era la Sala Provincia, y la dirigía Antonio Gamoneda. Él me escribió diciéndome que le interesaba una exposición mía. Para mí fue algo emocionante, así surgió el primer contacto de mi obra con mi tierra y, también, la oportunidad de conocer a un gran amigo y a un enorme poeta, cuya amistad sigo cultivando. Gamoneda ha sido de alguna manera mi gran lanzador al mundo del arte».

La pintora, que vivió los años de su niñez en el pintoresco pueblo de Tejedo del Sil, ha ido madurando a lo largo del tiempo, pero confiesa que ha sido una evolución sin grandes vaivenes. «Creo -asegura- que hay cambios, porque cada exposición es distinta, pero siempre tienen algo en común. Según los críticos el fondo que da continuidad a mi obra es un cierto enfoque religioso, que para mí no es tal. Yo siento que se trata de un meditado conformismo ante lo inexorable de la vida y la muerte. En mis cuadros hay mucho simbolismo referido a la muerte y otro tanto sucede con la vida, y en medio está la religión. Quizá por eso empleo asiduamente los círculos y las esferas, como referencia al universo. De cualquier forma creo que mi pintura es algo muy íntimo y muy especial, que nadie, ni yo misma, ha sido capaz de encasillar en un estilo concreto». Teresa recuerda con una sonrisa los tiempos de su niñez en Tejedo del Sil, al lado de su hermano, José González Gancedo, fallecido hace unos años. «Era un niño prodigio, a los ocho años ya escuchaba a los grandes músicos clásicos y desde siempre escribió magníficamente. Por eso es para mí una gran satisfacción que, coincidiendo con esta exposición, se presente un libro que recoge algunas de sus poesías. Se titula Estoica memoria , y contiene una bellísima serie de poemas suyos que yo guardaba».

Lugar: galería Ármaga. Alfonso V, 6.

Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00.

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