Diario de León

Un León en madreñas

Fue un pionero de la fotografía. El francés J. Laurent retrató el León de finales del siglo XIX. No solo inmortalizó con su cámara los monumentos de la ciudad —algunos en una situación catastrófica—, sino también a sus habitantes. Dedicó en 1860 una serie a maragatos, montañeses y ribereños ataviados con trajes típicos. 6.300 imágenes que el Instituto del Patrimonio Cultural de España ha digitalizado para su consulta.

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No fue su primer oficio. Nacido en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa, Juan Laurent y Minier llegó a España en 1844 con más ideas que dinero. Había aprendido los rudimentos de la encuadernación de lujo y de una nueva manifestación artística llamada fotografía. En 1856, Laurent, inventor de un procedimiento para colorear retratos y paisajes, abría un estudio de fotografía en el cuarto piso del número 39 de la Carrera de San Jerónimo.

En unos tiempos en los que viajar por España era casi misión imposible, el francés recorrió el país de norte a sur y de este a oeste para inmortalizar monumentos y, de paso, a unas gentes que apenas habían oído hablar de la fotografía.

Con aquellas fotografías de un país al que le faltarían años de progreso y de un León ‘en madreñas’, que hoy son pura etnografía, editó varios catálogos que agrupó en la Guía de turismo en España y Portugal. Itinerario artístico, monumental y pintoresco. Gracias a esta visionaria iniciativa, Laurent acumuló un fondo iconográfico de más de 12.000 imágenes, adquiridas por el Ministerio de Cultura en 1979. La mitad acaban de ser digitalizadas ahora por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), en cuya fototeca pueden consultarse.

Una iniciativa que ha contado con la participación de la Junta de Castilla y León, ya que más de un millar de fotos fueron hechas en la Comunidad.

La torre de San Isidoro. LAURENT

Laurent retrató un León ‘pueblerino’, con una muralla desvencijada, una Catedral con la fachada semitapada por grandes bloques de piedra, coincidiendo con la magna restauración que estaba llevando a cabo Demetrio de los Ríos, y una colegiata de San Isidoro y una Calle Ancha que cuestan reconocer. También se desplazó con su cámara a Astorga, Ponferrada, Grajal de Campos, San Miguel de Escalada y Sahagún y tomó varias instantáneas de vías férreas. Algunas de las imágenes de la Catedral de León acabaron en la colección del escritor Mesonero Romanos.

Uno de los primeros objetivos de Laurent —que llegaría a ser el fotógrafo oficial de la reina Isabel II— fue el de fotografiar, por iniciativa propia, , los monumentos y colecciones de arte museísticas.

El primer catálogo leonés

Sacó decenas de imágenes del coro de la Catedral, de la cruz de Peñalba de Santiago, el Cristo de Carrizo y de otros tesoros leoneses. Laurent vendía estas fotografías. Las de León aparecen por primera vez en un catálogo que publicó en 1867, en el que ofrecía vistas en gran formato de una treintena de ciudades, a partir de negativos de vidrio de 27 x 36 centímetros.

La mayoría de sus placas fotográficas fueron realizadas por el procedimiento que se conoce con el nombre de colodión húmedo.

Usaba el ferrocarril para sus desplazamientos por España y llevaba consigo un pequeño carro-laboratorio de campaña, donde preparaba y revelaba sus placas de vidrio al colodión. Los negativos de colodión eran totalmente artesanales y daban una gran nitidez. Laurent fue célebre en su época por su técnica.

Así vio Laurent la muralla en la avenida de los Cubos. LAURENT

Al pionero francés también le interesaban las estampas costumbristas y las escenas populares, de ahí que retratase a unas cuantas parejas de maragatos, ribereños y montañeses con su cámara. Todos ellos ataviados con indumentaria tradicional. La lente del fotógrafo francés capturó un León que, en algunos casos, es difícil de reconocer, como un ‘aislado’ Palacio de los Guzmanes, al que aún no había hecho sombra el edificio que erigiría Gaudí en 1892.

En la web del IPCE hay imágenes de 44 provincias, que siguen las mismas directrices que la colección de León: monumentos, piezas artísticas, alguna vista de la ciudad y personajes vestidos con el atuendo de la comarca.

Toda una proeza, teniendo en cuenta las escasas y malas comunicaciones ferroviarias de la época. Las imágenes que produjo la empresa de J. Laurent —al que tomará el relevo Lacoste— a lo largo de tres décadas de actividad se custodian en numerosas colecciones públicas y privadas, tanto en España como en otros países.

Pareja de ribereños . LAURENT

Laurent vivió en la España convulsa de las guerras carlistas, la revolución Gloriosa, que destronó a Isabel II y dio paso al efímero reinado de Amadeo de Saboya, seguido de la Primera República, así como el ascenso al trono de Alfonso XII. Sin embargo, el fotógrafo francés no dedicó sus esfuerzos a captar los agitados momentos de finales del siglo XIX. Laurent no fue un fotógrafo de la actualidad, sino que su interés se centró en el retrato de un país, una cultura, unos paisajes y un espectacular conjunto monumental. A diferencia de otros fotógrafos extranjeros de la época, Laurent ‘exportó’ la imagen de un país digno y no el lugar pintoresco que buscaron algunos viajeros del XIX.

Pareja de ribereños . LAURENT

Cuando falleció en 1886, Laurent dejó un legado inestimable. El archivo visual español más importante de la época. En la década de 1920 el archivo Laurent pasará, sucesivamente, a manos de J. Roig, N. Portugal y Ruiz Vernacci, este último en la década de 1940, y cuya familia venderá el archivo al Ministerio Cultura.

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