Diario de León

Nuevo cargo

Un leonés al frente de la Sgae

El dramaturgo Fermín Cabal accede a la presidencia de la Sociedad de Autores durante un mes, tras una moción de censura que ha destituido a la soprano Pilar Jurado

León

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Fermín Cabal tiene la virtud de estar siempre en el lugar adecuado en el momento preciso. Podría haber escrito la ‘tragicomedia’ que —desde la azarosa destitución de Teddy Bautista— tiene sumida a la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae) en una permanente zozobra.

El miércoles por la noche, el dramaturgo leonés se convertía en presidente de la Sgae por una cuestión de edad: es el mayor de los vicepresidentes. Sustituye a la soprano Pilar Jurado, que había accedido a la presidencia en febrero del año pasado. En una sesión extraordinaria, la cantante perdía una moción de censura presentada por 22 de los 35 miembros de la Junta Directiva de la entidad —entre ellos, el propio Cabal—. La destitución de Jurado fue el único asunto a tratar. Los ‘conjurados’ esgrimieron «falta de transparencia» en su gestión.

La predicción

Cabal lleva meses anunciando que la Sgae está al borde del abismo y podría desaparecer

Cabal, que aún saborea las mieles del éxito de Odios sordos, una aplaudida comedia sobre la exhumación de Franco, liderará la institución ubicada en el madrileño Palacio de Longoria durante un mes. Según los estatutos de la entidad de gestión, en este tiempo los miembros de la Junta Directiva elegirán otro presidente que agote el mandato, hasta finales de 2022. Fermín Cabal, en declaraciones a algunos medios, se ha autodescartado para el cargo.

Desde que accedió a la vicepresidencia hace dos años, Cabal ha advertido que la Sgae «tiene un pie en el abismo y puede desaparecer a corto plazo». Básicamente se trata de un conflicto entre autores y editores. «Tenemos un desgarro entre los intereses de los editores discográficos, ligados en gran parte a grandes discográficas, y los editores de televisión. Son intereses alejados de los verdaderos intereses que tiene que defender la Sgae, que son los intereses de los autores», aseguró.

Amén de la guerra interna, la Sgae ha estado ‘vigilada’ de cerca por el Ministerio de Cultura, que llegó a amenazar con intervenir la sociedad.

Razones para el cambio

La moción de censura se produce tras dos polémicos nombramientos, los de Clifton Jerome Williams López como subdirector general y Enrique Soria García-Ramos como director económico financiero de la entidad. Unos nombramientos por los que Cultura también había pedido explicaciones, ya que la Sgae «no puede ni modificar el organigrama de la entidad, ni contratar nuevo personal directivo en tanto no reciba indicación distinta de este ministerio».

Por si la Sgae no tuviera abiertos suficientes frentes, la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac) —organismo de la que fue expulsada temporalmente el años pasado la Sgae— defiende la convocatoria de unas nuevas elecciones, nuevos estatutos y normas de reparto de derechos de autor. La larga crisis de la Sgae, con tres presidentes en los últimos dos años —José Miguel Fernández Sastrón, José Ángel Hevia y Pilar Jurado—, parece que no se resolverá solo con cambiar al capitán de un barco que navega sin rumbo. La junta directiva de la Sgae es el órgano de gobierno y representación de la sociedad, y sobre el que recae la potestad de elegir la presidencia de la entidad; está en la actualidad integrada por 35 miembros en representación de cuatro colegios: Gran Derecho (al que pertenece Fermín Cabal), Pequeño Derecho, Audiovisual y Editorial, cada uno de los cuales ostenta una vicepresidencia.

Una de las últimas decisiones de Jurado, adoptada el día 6, fue la creación de un plan de choque por 15 millones de euros para defender a los socios «más vulnerables» ante la inactividad del sector durante la cuarentena.

Fermín Cabal, de 72 años, fue primero actor y director de cine (La reina del mate), pero pronto emprendió la senda de la escritura dramática, aunque la mayoría de sus obras encajan mejor en la tragicomedia. Entre sus títulos más celebrados, Briones (1978), Vade retro (1982), Esta noche gran velada (1983), Caballito del diablo (1985), Ello dispara (1990), Travesía (1992), Castillos en el aire (1995), Otra noche sin Godot (2001), Agripina (2002) y Tejas verdes (2002). También tiene una larga trayectoria docente y como colaborador en numerosas publicaciones.

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