Una protesta de mil colores

MARCELINO CUEVAS | LEÓN

Carmen Casanova es una pintora que interpreta de forma crítica del mundo pop. En sus cuadros figura siempre la presencia mítica de Las Meninas velazqueñas. Ellas son el fondo de todos los cuadros de una artista peculiar que intenta luchar contra la tiranía de la moda, contra las historias de las que las revistas femeninas han hecho una religión de mujeres escuálidas y dedicadas de cuerpo y alma al consumo. Y todo esto con un estallido brutal de color en cada lienzo, con continuas referencias a Andy Warhol, a sus botes de sopa y las a revistas que promovió.

Explica la pintora que utiliza la figura de las meninas «como un barco. Las Meninas, aparte de ser in icono de la pintura de siempre, se convierten en mis cuadros en el marco opresivo de una época. Dentro de cada Menina yo cuento una historia. Básicamente hablo de la sociedad de consumo, de cómo influye en la mujer. De como las editoriales de las revistas de moda crean unos estereotipos femeninos en los que las mujeres se miran. Quiero gritar contra esa sociedad de consumo que nos manipula de una manera atroz. A todos, pero muy especialmente a las mujeres».

Una de las constantes en los motivos pictóricos de Carmen Casanova, son los logotipos de las revistas femeninas más importantes del mundo. «Ellas son —dice— las culpables de esa obsesión por el culto al cuerpo que lleva a algunas personas a la enfermedad».

La pintora propone todas sus ideas a través de una pintura divertida, llena de citas que hay que ir descubriendo poco a poco, extrayéndolas de ese gran rompecabezas que es cada uno de sus lienzos. Casanova demuestra que el mensaje profundo, la crítica, la lucha por un mundo mejor y sin imposiciones puede hacerse de una manera lúdica, colorista y casi desde dentro de ese mundo entre mágico y trágico que son las revistas de moda y del corazón. Pueden comprobarlo en esta exposición de la galería de arte Bernesga.