Diario de León

EL ESTADO DEL PATRIMONIO

La única villa romana que se puede visitar en León lleva diez años cerrada por obras

Recortes de última hora en el Ministerio de Cultura impiden culminar la restauración integral del yacimiento de Navatejera

Tras el drenaje del yacimiento, las reparaciones de la cerca y de la caseta del vigilante y la consolidación de los restos, falta dinero para la musealización

Tras el drenaje del yacimiento, las reparaciones de la cerca y de la caseta del vigilante y la consolidación de los restos, falta dinero para la musealización

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E. GANCEDO | LEÓN
León

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Durante varias décadas, la visita a la villa romana de Navatejera constituyó un hito clásico y recurrente en el calendario escolar, y son muchos los leoneses que recuerdan aquel paseo por entre los restos de la antigua hacienda agraria, con sus mosaicos, estancias termales y zonas calefactadas. Colegios e institutos pero también cientos de excursiones organizadas y de visitas libres accedieron al que es el único emplazamiento de estas características adaptado para su contemplación en toda la provincia leonesa. Hace diez años, un proceso de restauración integral le obligó a cerrar unas puertas que, a causa de recortes en el Ministerio de Cultura, su titular legal, no han podido volver a abrirse.

El yacimiento no goza de la espectacularidad de La Olmeda palentina pero sí cuenta con dos rasgos que lo hacen único: en primer lugar es la villa romana más cercana a una capital de provincia y en segundo, la propia historia y características de su descubrimiento y puesta en valor, dado que el hallazgo se remonta al XIX y entre los últimos años de ese siglo y los primeros del siguiente serían los profesionales encargados de la gran restauración de la Catedral, acaecida entonces, los artífices del edificio que protege parte de la villa, en concreto, arquitectos del equipo de Demetrio de los Ríos. La construcción se elevó con arreglo a los usos de la época, remedando el estilo romano —los expertos actuales alaban la cubierta, de madera y teja—, y tan adecuada resulta que no eran pocos los visitantes que creían que el edificio correspondía a la propia villa, conservada de forma impecable.

Las obras de rehabilitación comenzaron hace diez años a causa del deficiente estado del yacimiento, con zanjas abiertas en mitad del recorrido y una seguridad más que discutible. Fuentes del Ministerio de Cultura recordaron a este periódico que la primera fase del proyecto «aunque no se ve, se trata de una de las más importantes, ya que consistió en instalar el sistema de drenaje del yacimiento, ubicado sobre una capa freática; esta es una zona húmeda con abundancia de manantiales y, de hecho, la villa fue descubierta a raíz de unas riadas». Se instaló una red de tuberías con gran cuidado de no tocar los restos y una bomba extractora para impedir inundaciones.

También fue entonces cuando se reparó la cerca protectora —levantada en los años veinte, había sido rehecha en parte en la década de los ochenta— y se restauró por completo la caseta del vigilante, dotándola de aseos y luz eléctrica para ofrecer un servicio adecuado a los visitantes. Asimismo, y según las mismas fuentes, se reexcavaron a continuación algunos espacios, descubriéndose un horno para fabricar cerámica y tejas.

La última fase, diseñada a conciencia y a punto de llevarse a cabo, es la que no ha llegado a desarrollarse. Consistía en una puesta a punto de los restos arqueológicos, pues aunque fueron objeto de consolidación y proyección con gasas, falta retirar esos textiles y tratar los vestigios con resinas para evitar su abombamiento. El punto final era la musealización del yacimiento, la labor más sencilla, con la instalación de paneles informativos y otros recursos didácticos —como la maqueta que ahora mismo expone el Museo de León, del cual la villa es anexo—, y la señalización exterior.

A punto de producirse la licitación, en 2011, tuvo lugar la gran oleada de recortes en el Ministerio de Cultura y uno de los proyectos afectados fue precisamente este. La cantidad presupuestada para culminar estas labores y hacer que la villa volviese a ser transitada por escolares y turistas es de 600.000 euros: una cifra solicitada año tras año y que en este 2015, por lo que parece, tampoco llegará a Navatejera.

Junto a la carretera del Torío, al lado mismo de la capital leonesa, accesible en tren y autobús... las posibilidades didácticas de la villa son grandes pero aún permanecen soterradas.

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