Diario de León

Valderas: «De día salvaban monumentos y de noche vendían obras de arte»

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Erik el Belga fue, durante décadas, la peor pesadilla de ermitas y parroquias de la provincia leonesa. Considerado el mayor ladrón del siglo XX, ha reconocido que las medidas de seguridad entonces eran escasas, pero también que algunos obispos colaboraban en los ‘desfalcos’.

José Miguel Merino de Cáceres, profesor de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, ha investigado a fondo el traslado de monasterios e iglesias españolas a Estados Unidos. Agrupa en tres categorías a los protagonistas del expolio. Por un lado, los vendedores: la Iglesia, la nobleza y los intercambios oficiales. «En Astorga, la Iglesia vendía objetos y hacía recibos», afirma Alejandro Valderas. Por otro, los compradores: Vanderbilt, Getty, Rockefeller, Leman, Frick, Blumenthal, Huntington, Porter, I. Stewart Gardner, A. Mizner, Hearst y los museos americanos. Y, como intermediarios, los ‘mercaderes’: G. Barnard, Sulzt, Colbert, Loewy, Otto Ebner, Duveen Bros. Inc., Charles of London, American Art Association, Raimundo Ruiz y Arthur Byne. León fue objetivo de muchos de ellos. Ignacio Martínez compra un retablo de Nicolás Francés en la localidad leonesa de Hinojo, en una operación en la que actúa como marchante Raimundo Ruiz. El coleccionista Ramiro Gavilanes compra un retablo del maestro de Astorga en Cuevas de Viñayo que frustra Gómez Moreno y que hoy está en el Museo del Prado.

Rapiña familiar

En otra categoría de expoliadores hay que citar a personajes que «de día salvaban monumentos y de noche vendían obras de arte», entre los que Alejandro Valderas cita a Juan Crisóstomo Torbado, arquitecto conservador de la Catedral de León. «Su familia procedía de Sahagún, donde ya en el siglo XIX han reunido una importante colección de pintura, escultura románica, joyería prerromana, escultura barroca... de conventos, monasterios y hasta de la Catedral». Torbado, miembro de la Comisión de Monumentos, rescata Palat del Rey y otros edificios históricos. Adquiere muchísimos objetos de arte para evitar que salgan del país, pero Valderas se pregunta «¿cómo obtuvo piezas procedentes de la Catedral de León?». Los fondos artísticos que llegó a recopilar el conservador de la Catedral, añade Valderas, son vendidos luego por sus herederos.

El escultor catalán Francisco Marés se dedicó en los años de postguerra a recorrer las iglesias de Castilla y León para comprar, a bajísimo precio, obras de arte; entre ellas, la puerta del monasterio de Carrizo, actualmente en el Museo Marés. Huntington pagó 82.000 francos en 1912 por los sepulcros de Suero de Quiñones y su esposa, Elvira de Zúñiga, que salieron de León en extrañas circunstancias. Hearst se erigió su propio palacio con ‘joyas’ que expolió en España, como un artesonado de Sahagún que colocó en el salón de billar y se llevó varios medallones de la fachada de San Marcos.

Rescatar el ‘botín’ expoliado a León parece hoy impensable. Exigiría, antes que nada, verificar qué objetos de arte se vendieron de forma fraudulenta para exigir su ‘repatriación’.

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