Diario de León

patrimonio

Se vende cripta romana para trastero

Una web de anuncios ofrece por 25.000 euros uno de los tres sótanos de Cascalerías que preservan el anfiteatro.

Detalle de las excavaciones en las que apareció un tramo del anfiteatro y que hoy se preservan en una cripta.

Detalle de las excavaciones en las que apareció un tramo del anfiteatro y que hoy se preservan en una cripta.

León

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De anfiteatro a trastero. De glorioso escenario de combates entre gladiadores a almacén de cachivaches. La web milanuncios.com ofrece una cripta con restos del anfiteatro romano para apilar enseres. Es uno de los tres sótanos de la calle Cascalerías que preservan parte del colosal anfiteatro —muros y parte de la cimentación— que hace 2.000 años superaba en tamaño a la actual Plaza Mayor, es decir, uno de los más grandes de la Península. Tiene un precio de 25.000 euros (63 euros el metro cuadrado).

«Ideal para dividir en trasteros y venderlos», es el reclamo del anuncio, cuya persona de contacto confirma que para cualquier otro uso es necesario solicitar los oportunos permisos. «Los restos no se pueden tocar», dice. La cripta tiene diez metros lineales del único anfiteatro del Noroeste, 150 metros diáfanos, una altura de 2,80 y otra zona de doble altura. Estos vestigios romanos nunca se han mostrado al público, a diferencia de los que se conservan en dos sótanos de la misma calle. El anuncio incluye fotos de la cripta (las dos de la derecha que acompañan esta información), así como recortes de este periódico en los que se habla del hallazgo del anfiteatro. La web añade, junto a los datos de la cripta y las imágenes, una estadística de las personas que han visto el anuncio: 41.594, desde su publicación, el 26 de marzo.

La concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de León, Belén Martín-Granizo, tras admitir que ignoraba el asunto y que no había podido conseguir información, anunció que el Ayuntamiento estudiaría la venta de la cripta. No aclaró si tomarán medidas para garantizar la preservación de este ‘sótano romano’, al que se accede por el garaje.

Es el primer enclave —en el número 3 de Cascalerías— en el que aparecieron los primeros restos del anfiteatro, durante las obras de construcción de un edificio de viviendas en 1994. Posteriormente surgieron otros dos tramos en sendos solares de la misma calle. Las aspiraciones del constructor, que pretendía recibir ‘por las molestias’ 120 millones de pesetas del Ayuntamiento, llevaron incluso a la concejala de Urbanismo de entonces, Elena Bustillo, a estudiar el traslado de los restos romanos a un solar de La Chantría.

El anfiteatro acogió sin duda combates de gladiadores, pero también sirvió de campo de entrenamiento para los legionarios. Con posterioridad a su construcción se levantó un segundo muro —en el siglo II a. C— con el fin de sostener la estructura, que tendría problemas de estabilidad.

Previsiblemente, el graderío era de madera, de ahí la ausencia de restos. El recinto sigue los patrones de los construidos en los dominios septentrionales del Imperio, fundamentalmente en Austria y el Reino Unido. Estaba situado en el exterior del campamento.

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