Diario de León

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El viaje del Guernica a León

El Museo Reina Sofía y La Caixa avalan la exposición ubicada en un tráiler frente al Auditorio que sigue los pasos a la obra de Picasso hasta su desembarco en España

Tráiler del camión que alberga la muestra. MARCIANO PÉREZ

Tráiler del camión que alberga la muestra. MARCIANO PÉREZ

León

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Entre 1937, cuando Picasso alumbró el Guernica, una de las obras más icónicas del siglo XX, hasta 1981, cuando el cuadro pudo recalar en el Museo Reina Sofía, la pintura ‘rodó’ por medio mundo. Más de una treintena de ciudades —desde Oslo a Nueva York, pasando por Estocolmo, París, Londres, Múnich, Los Ángeles, Chicago, Milán o Sao Paulo— acogieron temporalmente este símbolo antibelicista que el artista prohibió que desembarcara en España hasta que el país no recuperara las libertades perdidas tras la Guerra Civil. Audiovisuales, carteles, fotografías, facsímiles, dibujos, cartas o periódicos permiten seguir el periplo del Guernica y, al mismo tiempo, la historia contemporánea.

La Fundación la Caixa y el Museo Reina Sofía avalan la muestra Picasso. El viaje del Guernica , que puede verse hasta el 18 de febrero en el tráiler de un camión instalado en la avenida de los Reyes Leoneses, frente al Auditorio.

El Guernica fue un encargo. En 1937 el Gobierno de la Segunda República pidió a Picasso una obra para el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de ese año. La masacre de la localidad vasca de Guernica, arrasada por las bombas de los aviones de la Legión Cóndor, conmocionó a Picasso, que en cinco semanas acabó el encargo. La obra es un grito desesperado frente a la violencia. Dora Maar, que mantenía una relación sentimental en aquella época con el artista malagueño, fotografió el proceso de creación del cuadro. Un material que ahora puede verse en la exposición, que aborda el significado y la composición de una obra utilizada en los primeros años como elemento de propaganda y que permaneció durante cuatro décadas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (el MoMa). El director de aquel museo, Alfred H. Barr, aprovechando la guerra que sacudía a Europa, quería que el MoMa acogiera la mayor colección de Picasso, empezando por el Guernica, que acabaría permaneciendo en la gran manzana entre 1939 y 1981. Mientras España vivía la dura y larga represión del franquismo, Picasso declaró que el cuadro permanecerá en el MoMa hasta que el pueblo español recuperara las libertades arrebatadas.

A partir de 1940 la obra de Picasso viajó por buena parte de Estados Unidos, como una imagen de paz. Chicago, San Luis, San Francisco, Cincinnati, Cleveland, Nueva Orleans, Minneapolis, Pittsburg, Columbus y Cambridge fueron las ciudades que lo acogieron temporalmente.

En una Europa desangrada por la Segunda Guerra Mundial, el Guernica se convirtió en todo un símbolo. La ‘leyenda’ del cuadro creció con la Guerra Fría, especialmente cuando la obra viaja en 1955, con el mundo dividido en dos bloques, a París, Múnich, Colonia y Hamburgo.

Tras la muerte de Franco, Adolfo Suárez convirtió en una cuestión de Estado el retorno del Guernica.

El cuadro de Picasso llegó a España el 10 de septiembre de 1981, rodeado de una enorme expectación. Diario 16 titulaba en la portada, que puede verse en la exposición: Hoy llega a Madrid el último exiliado.

En más de 200 metros, la exposición relata cómo el Guernica se convirtió en un símbolo universal de libertad. Es la obra más reproducida en las cárceles españolas. Los artistas la han contemplado como un icono, un elemento de propaganda política o un tótem artístico.

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