Diario de León

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‘El viaje’ de Ramón Díez reflota adictos

El autor leonés expone en un libro que iba para publicación fotográfica el testimonio novelado de personas que en su vida se encuentran con una fuerza a veces invisible: la adicción

Ramón Díez publica ahora ‘El viaje. Prohibido lanzarse al mar’, después de sus anteriores libros ‘El ruido de Ana’ y ‘Cuentines’. RUTH FERNÁNDEZ

Ramón Díez publica ahora ‘El viaje. Prohibido lanzarse al mar’, después de sus anteriores libros ‘El ruido de Ana’ y ‘Cuentines’. RUTH FERNÁNDEZ

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Una frase irónica: hay tantas formas de naufragar que conviene no despreciar ninguna... Incluso, las de los demás pueden ser estupendas. Jorge Pascual, poeta leonés, en plenos días de toda esta historia concluía que la vida se construye a base de debacles. Pero no todo siempre es exterior. Ramón Díez se suma definitivamente a la nómina de escritores leoneses con un tercer libro en el que se sumerge en la adicción para reflotar a sus personajes. Casi como hecho colectivo. El viaje es un libro que iba para fotolibro pero que se ve que en el ejercicio de la captura de la imagen las palabras cobraron su valor. Sin conflicto. A este autor que va por libre (no le busquen en sociedades locales literarias) le ha quedado (ahí en Amazon está) un libro enigmático, excelente. ¿Estará en racha?

«Yo antes pensaba que era gafe, y que todo lo malo me pasaba a mí; no quiero decir que a los demás no les pasaran cosas malas, pero era sobre todo a mí al que le pasaba lo peor. En estos últimos años he cambiado de método, de perspectiva… He cambiado mi forma de mirar. Ahora levanto la vista, y veo lo bueno y, por supuesto, lo malo», dice, y ahora si que ya no queda nada claro.

Acerca del libro, Díez explica que «en un principio iba a ser un fotolibro. Quizás alguna palabra suelta que enlazara o realzara la historia, pero un viaje, el de la adicción, en imágenes. Luego aparecieron los protagonistas y me contaron cosas… su vida, una vida dura. No bastaban las fotografías. Respeté la nueva dirección que tomaba el libro», afirma.

Y ahí, en el libro hay adictos, con fantasmas del pasado y del futuro. Y preguntas: ¿Cómo puede ser drogadicto el terapeuta que te salva la vida...?

«Y es una pregunta realmente válida. La droga te quita la vida. Lo que pasa es que vivimos rodeados de estereotipos. Eso afecta generalmente a las respuestas. Las respuestas ya no son nuestras, vienen filtradas por la escasez de la información. No las buscamos en una biblioteca. No hacemos el esfuerzo físico de ir a una biblioteca para saber. La heroína está asociada a un chándal y a una familia rota. El alcohol es bienvenido socialmente… La adicción es una enfermedad relativamente nueva. Siempre ha estado ahí, pero no lo sabíamos. Uno puede ser adicto sin consumir ningún tipo de sustancia en toda su vida, aunque se consuma por dentro. Es más fácil drogarse y desaparecer. Por eso un terapeuta adicto sabe de lo que habla. Lo ha vivido», explica.

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