Diario de León

La vida secreta del Museo Romántico

No será hasta el otoño próximo cuando las puertas del Museo Sierra Pambley se vuelvan a abrir para mostrar la residencia ideada por don Segundo para casarse con su prima Victorina y las salas del centro de la filantropía leonesa dedicadas a la obra de la Institución

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León

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La directora del Museo Sierra Pambley, Patricia Centeno del Canto, se sumergió en los almacenes del centro casi de manera paralela al estallido de la pandemia. Durante el confinamiento, y el posterior cierre de las salas del conocido como Museo Romántico de León, tuvo la oportunidad de inventariar gran parte de los objetos que, casi desde su apertura, se habían mantenido aguardando a que alguien les diera vida. Y así ha sido. Aunque la responsable del centro prefiere mantener aún el silencio acerca de las piezas que podrán ser admiradas —previa restauración— en las salas de la antigua vivienda de Felipe Sierra Pambley, asegura que el trabajo ha sido «minucioso». Y es que todo lo que no se ve es tan valioso como lo que muestran los salones de residencia. Son centenares de antigüedades cuyo intervalo oscila entre el siglo XVI y el XX, aunque la mayoría son obras de las dos últimas centurias. Un ejemplo es un reloj del XVIII que está a punto de ser restaurado.

Si bien la dirección del Museo Romántico aún desconoce la fecha en la que se reabrirá al público, se descarta que las visitas puedan comenzar este verano, con lo que no sería hasta el otoño cuando el centro reabra sus puertas. Y es que muchos de sus espacios son excesivamente pequeños para dar cobertura a la distancia de seguridad. «Las visitas eran como máximo de catorce personas. Además, los turistas proceden de Madrid y el País Vasco y si vuelven a cerrar perimetralmente la comunidad, sería inútil abrir», destaca Mario de la Fuente, gerente de la Fundación. Patricia Centeno explica que se ha dispuesto además un nuevo espacio para conservar las piezas de la colección y estos meses el equipo ha trabajado en la mejora de los aspectos del área educativa, sobre todo de los grupos escolares, cuyas visitas al museo serán optimizadas. «Además, hemos dedicado mucho tiempo al análisis científico de las piezas para que en el futuro puedan formar parte de las salas», destaca.

Por último, el trabajo de los últimos meses ha servido para modificar la estructura del museo. Así, la última sala de la primera planta será dedicada a la exposición de objetos que se irán modificando así como a espacio de la pieza del Mes. El Museo Romántico se abrió en 2006 y se convirtió en uno de los revulsivos culturales de la ciudad. Dependiente de la Fundación Sierra Pambley, uno de sus centros neurálgicos es la casa burguesa. Estas habitaciones fueron creadas para que en ellas viviera el tío Segundo con la que en su voluntad iba a ser su mujer, su sobrina y ahijada, Victorina. Para ella adquirió alfombras en París y Londres, telas, abanicos y juegos de origen oriental, cristalerías, ropa de cama, marquetería, arañas de cristal, sofás de estilo isabelino y muebles del gusto Imperio francés, cortinajes, tapicerías, plata... un sinfín de joyas ornamentales que nunca se usaron. Victorina rechazó el ofrecimiento de su tío y desposó con otro, lo que hizo que Segundo se ensimismara en el piso superior dejando en la oscuridad el que habría de haber sido el escenario para su vida social.

La zona más alta de la casa dispone de varias salas. Son varias habitaciones (comedor, alcobas, gabinete, sala de música, tocador, despacho), entre las que cabe destacar una: la alcoba de las columnas. Según cuenta la tradición, la reina Isabel II pudo haber dormido en ella en una de sus visitas a la ciudad. Todas estas estancias se caracterizan por la sobriedad y austeridad de la decoración. El recorrido por el «pudo pero no fue» comienza en la planta baja en el despacho del fundador. Adyacente a éste, se dispone un pequeño aseo que tiene la singularidad de acoger el primer retrete que hubo en León (año 1912 y marca Vitesse). En esta planta En ella reinan los dos retratos familiares de Felipe y Segundo SierraPambley y la mesa y sillería estilo Luis XV, junto con una mesa extensible a la inglesa. Inmediatamente después, se desemboca en la pequeña salita azul, la que don Segundo vistió con más mimo, la habitación en la que él esperaba que Victorina hiciera de anfitriona, una estancia adornada con primor hasta el más pequeño de los detalles, como los papeles en plata y oro, tapicerías de seda azul, alfombras francesas y dos joyas: el costurero y el escritorio.

La biografía de la saga

Una de las salas principales es el dedicado a la historia de la familia. En ella se realiza un recorrido a través del ambiente ideológico, cultural y patrimonial del clan y se analiza la figura de los principales integrantes de la saga: Felipe Sierra Pambley (ministro de Hacienda durante el trienio liberal), Marcos (el padre de don Paco), cuyos destinos se orientaron a través de la carrera castrense, el tío enamorado (Segundo), y los dos sobrinos (Francisco y Pedro). Entre todos ellos, cabe destacar a Segundo Sierra-Pambley, el artífice de todas las obras de arte y mobiliario que podrá verse en el museo próximamente.

Decepcionado tras ser rechazado se refugió en su actividad politica y publica. Fue diputado provincial por el partido judicial de Murias de Paredes, diputado a Cortes por León, senador por designación real y miembro de la acentuaba a medida que envejecía.

No en vano, inició su vida política con los moderados y acabó en el Partido Republicano. También cabe destacar la impronta del hermano, Pedro Sierra-Pambley, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Este familiar ha dejado un gran número de dibujos y fotografías realizados en los viajes que realizó a lo largo de su vida y que se expondrán en esta sala de la casa.

El sobrino y principal heredero, don Paco, también fue diputado por Murias de Paredes y estuvo estrechamente vinculado a los reformistas y liberales.

Imágenes del Museo Romántico de León. JESÚS F. SALVADORES

 

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