Diario de León

Patrimonio

Villamondrín exige que alguien arregle la torre en ruinas

La Junta Vecinal reclama con el apoyo de todos los vecinos que se restaure la torre de la antigua iglesia. En grave deterioro, hasta el nido de cigüeña contribuye a la caída de tejas y el mal estado.

León

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Perder la torre sería perder la partida entera. Como empezó a pasar cuando la iglesia antigua fue sustituida por una de ladrillo, sin calefacción. Esa torre en ruinas es un símbolo de Villamondrín de Rueda. El valor cultural es ese en sí mismo, la historia del pueblo de décadas de años y varias generaciones. Y aunque en principio lo que se dice es que el peso del nido de la cigüeña deteriora el tejado y puede arrastrar derribando la estructura, quedarse en eso sería desviar el tiro. Pero en Villamondrín de Rueda, un pequeño pueblo que en invierno custodian una treintena de vecinos y en verano se multiplica, hay una presidenta de la Junta Vecinal, Covi Viejo Pérez, dispuesta a pelear en todos los frentes por su pueblo y sus vecinos. Y así empieza el relato de cómo una torre de una iglesia, que aparece en fotografías como referencia arquitectónica, no tiene quien la arregle y adecente (o inicialmente retiren el nido), tanto para mejorar su imagen como para preservar la integridad de los vecinos, que pasan justo por debajo cuando acuden al cementerio del pueblo.

«A la vista está que se cae. Y si miras alrededor ves las tejas que se van cayendo. Y por ahí pasa gente. Nos pusimos en contacto con el cura, que habló con el Obispado y nos dijo que a finales de año nos darían una solución», afirma. Y prosigue: «En diciembre no se había planteado nada. Y nos dijeron que si queríamos, aunque no nos corresponde, que nos hiciéramos cargo los vecinos. Y el cálculo de lo que cuesta es de 18.000 euros», afirma.

 

Responsabilidad

Ante la desatención, las representantes hasta han enviado un burofax al Obispado

Villamondrín de Rueda es una pedanía del Ayuntamiento de Valdepolo, con 79 vecinos empadronados, que en los meses estivales duplica la población. Pero parece que tal condición hace que no entre en los planes ni del Obispado para conservar y arreglar su patrimonio, ni de las entidades superiores municipales y provinciales. Porque en una visita sobre el terreno es más que apreciable el riesgo que corre la torre o, simplemente, pasar por debajo.

Ante esta situación, Covi Viejo, junto a las otras dos mujeres que componen la Junta Vecinal, optaron por enviar un burofax al Obispado de León para advertir del serio riesgo que corre la construcción. «Ante la total desatención, era la única forma que encontramos para hacerles llegar la responsabilidad y necesidad de tomar algún tipo de medida», sostiene Viejo. Y en todo ello confluye la reclamación de una solución para un pequeño pueblo, que se centra en dos aspectos tan básicos que parecería mentira que hubiera que subrayarlos: proteger el patrimonio y garantizar la seguridad de los vecinos. Y en ello es en lo que está Covi Viejo, junto a otras tareas que no por ser domésticas e internas del pueblo son menos importantes.

Los vecinos que viven en torno a la torre de la iglesia también lo tenían igual de claro: «Yo no sé si el Obispado se hace el loco o no, pero esta torre cualquier día se cae. No solo las tejas que cada poco también se caen», explicaba Jesús Fernández, un jubilado de la hostelería que ha encontrado en su pueblo el lugar en el que disfrutar de esta nueva etapa.

Es decir, que el pronóstico está hecho: la torre se cae. Y hasta la cigüeña estos días de viento no estaba por ahí.

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