Diario de León

Virginia Aguado: la fotógrafa del rock

«Cualquier músico tiene una gran foto pendiente por hacer», asegura esta leonesa que desde hace años retrata conciertos

Zahara, durante un concierto. VIRGINIA AGUADO

Zahara, durante un concierto. VIRGINIA AGUADO

León

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El rock iba por su camino, la fotografía por el suyo, y se encontraron en Virginia Aguado. No es un caso único, ya, pero no siempre se da la confluencia entre estas dos actividades que tienen tanto que ver que una sin la otra pierden gracia. Por eso se puede decir que Aguado es la fotógrafa del rock. Con León como base de operaciones pero con vistas a otros muchos más escenarios. Si a los 16 años, ya de por sí inciertos, se le añaden las dudas de qué querer ser en la vida cuando las asignaturas básicas dicen poco, y gracias a un trabajo eventual da para comprarse una cámara, se está hablando de lo que le pasó a esta leonesa que ahora tiene 33 años. Es decir, que lleva más del doble de su tiempo apostándolo todo a un sueño llamado fotografía. Ahora hace balance de un trayecto que le convierte por derecho en memoria del rock actual de aquí y llega a una conclusión prometedora: «Cualquier músico tiene una gran foto por hacer». ¿Por soso que sea? «Sin duda, hay una energía imparable mientras los músicos tocan», asegura.

Se podría entonces entrar a discutir si una imagen vale más que mil acordes, pero como lo de Virginia Aguado no fue una revelación sino una cuestión de mucho trabajo y estudios, opta por una solución intermedia que atiende al origen de todo: «A mi la música me gusta mucho. No me he dedicado a ella ni se me da bien. Pero todo parte de ahí. Haciendo fotografía (estudió en la Escuela Superior de Imagen y Sonido de Madrid) descubrí que me gustaba la parte escénica», explica, lo que despeja esa disquisición, aunque queda en el aire si la fuerza de esa portada del London Calling de The Clash no será la mejor definición de una foto sonora.

Concretar esta ahora profesión sí le ha llevado su tiempo y entre tanto ha sumado a su actividad el trabajo en eventos, actos de todo tipo, sesiones y demás, a través de Estudio Virado, el lugar desde el que desarrolla su actividad. Pero lo de Virginia Aguado, como las estrellas del rock a las que admira, tiene esa parte de ir al lugar donde pasan las cosas. Ahora mismo, es la fotógrafa de conciertos de El Gran Café, junto a otros trabajos específicos para ciertas marcas con presencia en la música. Y lo que asegura es que en la labor de fotógrafa de conciertos hay un factor a favor de su trabajo: «Todos los conciertos son distintos, el sitio, el escenario... Con un mismo grupo, aunque el concierto parezca el mismo, siempre encuentras momentos diferentes», relata, aunque descubre algunas claves importantes como la de detectar esos instantes en los que la fuerza del directo alcanza su máximo. O la intuición que hay que tener siempre alerta para llegar a ese gesto de esa gran foto prometida.

Rebobinando su vida como si se tratara de una vieja cassette, hay un momento clave que descorchó esta faceta: «La primera vez que hice fotos de un concierto con un planteamiento ya serio fue en Madrid, y precisamente a un grupo de León: Gente Joven, de Fernando de la Flor, ahora en Ofrenda Floral», afirma.

Como mujer de su tiempo lo cierto es que no desprecia para nada las nuevas tecnologías, sino que las utiliza. Aunque, eso sí, hay algunas líneas rojas que para ella no se deberían traspasar si de lo que se habla es de fotografía. «Nunca optaría por el Photoshop si lo que quiero es captar esa fuerza y energía de unos músicos tocando. Además, en general, pienso que un fotógrafo tiene que captar la realidad más pura», afirma. Resulta, además, que esa realidad del directo sin trampa ni cartón es la magia del rock. Y ella la ve y la cuenta en fotos.

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