Diario de León

Zurdo se hace ‘callejero’

Una travesía del campus de Vegazana lleva ya el nombre del artista y maestro vidriero

León

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Pequeña, pero en el corazón del campus. A la entrada de la Universidad que le nombró doctor honoris causa. Es la nueva travesía del callejero leonés que lleva el nombre del artista y maestro vidriero Luis García Zurdo. Un hombre inolvidable, como dieron prueba ayer decenas de amigos —la mayoría del ámbito artístico y académico, empezando por el rector—, que se concentraron bajo el rótulo del hombre que salvó las vidrieras de la Catedral desde el taller que dirigió entre 1999 y 2006.

El alcalde de León, José Antonio Diez, leyó varios folios con la extensa biografía de Zurdo, nacido en 1932 en el barrio del Mercado y fallecido en 2020, el annus horribilis de la pandemia.

Graciela, hija de Zurdo, afirmó que «es un honor para la familia que el nombre de mi padre se sume al callejero de León. Es una manera de que continúe entre nosotros, de recordarle, de mitigar su ausencia y de que siga vivo». Ante la nutrida concurrencia, añadió: «Admiro la capacidad de convocatoria de mi padre, un hombre que llevó una vida auténtica, sin pretender nada».

La obra de Zurdo está repartida por toda España. Hay 28 vitrales suyos en Botines, rehizo dos en la Iglesia del Mercado y hay obras también en el Ayuntamiento de León. «Merece figurar entre los ilustres del callejero de León», afirmó el alcalde.

El artista fue nombrado en 1999 académico de honor de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León. Miembro del Comité Internacional del Corpus Vitrearum en España, desde 1997, hasta su fallecimiento en 2020, también el Colegio de Arquitectos reconoció al artista leonés, al que le otorgó la Medalla de Oro.

Estudioso toda su vida

Zurdo cursó bachillerato en los Agustinos y, desde esa época, mostró ya su interés por la pintura y el dibujo, estudios que realizó paralelamente a su formación académica, con tres de sus primeros maestros, el arquitecto Juan Torbado Franco, el artista vidriero David López Merille y el polifacético artista Constantino Fuertes. Estos profesores marcaron toda la carrera de Luis García Zurdo que, junto a ellos, descubrió la relevancia y valor de los vitrales de la Catedral, a los que dedicaría tanto tiempo y tanto trabajo.

Licenciado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, cursó, posteriormente, estudios de vidriera y mosaico en Alemania y de paisaje en Granada, completando una amplia formación que le convirtió en uno de los mayores expertos del país en vidrieras.

En su trayectoria destaca la vidriera de 70 metros cuadrados de la iglesia de San Francisco, la restauración de los vitrales de la iglesia del Mercado o la restauración de la vidriera renacentista de la catedral de Plasencia, así como las innumerables obras distribuidas por el Campus de Vegazana o el Pabellón de Gobierno de la Universidad en el Paseo de la Facultad.

Zurdo era perfeccionista hasta la extenuación. Cuando se embarcaba en un proyecto —nueve años le llevó un proyecto en Santiago de Compostela— necesitaba encontrar la nobleza plástica, «que no sea un caramelo complaciente».

No distinguía entre pintura y vidriera. Todo es arte, expresado con diferentes lenguajes, pensaba.

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