El Ademar se estrena con autoridad

Ilusionante, eléctrico por momentos... Apasionado. Sin duda un nuevo Ademar (33-24) con todo aún por hacer sí, pero arrojando brotes verdes que hacía tiempo no se veían. Y lo mejor quizá fue comprobar que lo del Barcelona del pasado fin de semana no era un mero espejismo. Antequera no se presentó en León como mera comparsa y los de Cadenas, bien aleccionados, quisieron brindarle a su parroquia un estreno prometedor, con «mucho balonmano» todavía por asimilar aunque mostrando una actitud intachable. Por ahí no creo que les vayan a desgastar. Lo malo —que por supuesto lo hay— una plantilla excesivamente corta a la que encima se le cae una pieza fundamental como Boskos. Un inoportuno golpe en la rodilla puede tenerle en barbecho tiempo. Habrá que esperar la valoración médica pero el propio técnico ademarista advirtió tras el encuentro que no tiene buena pinta. Eso unido a la ausencia de Semedo —al que le queda mínimo un mes más de recuperación— obligará a traer como mínimo a otro lateral. ¿El problema? Que Manolo empieza a quedarse sin conejos en la chistera. El mercado es el que es y septiembre nunca se antojó sinónimo de gangas.

Comenzó la Liga. Se echaba de menos, la verdad. Había ganas de balonmano en el Palacio y aunque la mascarilla se ha mimetizado en el ambiente como ‘animal de compañía’, lo cierto es que por momentos pareció que el reloj daba un salto al futuro como si aquello de la pandemia fuese ya un mal recuerdo. El público vibró con los suyos, protestó cada acción dudosa y se levantó de sus escaños para presionar como solo León sabe hacer. Si vuelven a engancharse, la simbiosis catapultará a ambos.

Y en la pista, el baby Ademar gestado por Manolo Cadenas en esta tercera temporada quiso agarrarse al choque cuanto antes en una primera mitad marcada por la velocidad, algunas buenas acciones colectivas en ataque estático y seriedad en defensa. Quizá la gran carencia aún sea la portería. Cuando eso mejore durante los 60 minutos el equipo crecerá sin límites.

Las peñas espolearon a una afición ademarista que volvió a vibrar con su equipo. MARCIANO PÉREZ

La orden era sencilla. Intensidad atrás y contragolpes. Y tanto novatos como veteranos interpretaron el guion sin fisuras. Pronto el marcador se puso 2-0 para los ademaristas aunque Antequera no se amilanó. De la euforia se pasó a un 2-3 que obligaba al de Valdevimbre a reajustar la primera línea. Tras una casi infinita sucesión de siete metros en las dos áreas —algunos muy discutibles— el Ademar encontró en Gonzalo, Boskos y Liapis tres aliados a la hora de anotar. Su acierto impuso una máxima renta de +5 que acabaría reduciéndose a tres al paso por vestuarios (17-14).

Pero no solo de contras vive este rejuvenecido Ademar. Se vio compromiso, actitud, descaro... Y da igual si es por inexperiencia o locura colectiva. Este equipo destila hambre, algo que no se vio el año pasado. Queda mucho, es cierto.

Otra gran noticia fue el ‘regreso’ de Jaime Fernández. El capitán ha vuelto. Y lo ha hecho enrabietado, asumiendo galones, crecido. No hay otra, debe ser el líder de este grupo y en su primer duelo lo fue con creces. Dos fallos seguidos —se notó su ansiedad por sentirse en plena forma— ensombrecieron el gran partido del extremo leonés. Aún así corrió, pidió el balón, hizo labores de central en algunas acciones ofensivas y conectó como antaño con su principal socio; Gonzalo Pérez. Los dos se ayudan, se buscan, se entienden y el resto se contagia.

De agradecer fue también que la segunda parte mantuviese la intensidad de la primera e incluso la superase. No hubo relajación posible ni cuando el marcador arrojaba una renta de nueve arriba incontestable. Hay gasolina y sobre todo ganas. Los andaluces aguantaron 30 minutos de manera muy digna. Simenas, Del Castillo, Castro o Baena pusieron en aprietos a la zaga local. Solo la seriedad del Ademar aplacó poco a poco los ánimos visitantes.

Gonzalo, que había recibido el premio al mejor extremo de la pasada temporada, inició la nueva siendo el mejor extremo y el máximo goleador del encuentro (11 tantos). El cambio de Panas por Bomastar dio estabilidad a la portería y la balanza quedó del todo inclinada a favor de los leoneses. Solo son dos puntos pero la sensación es positiva. Se vio un equipo conjuntado, veloz no solo a la contra sino en el ataque posicional y serio atrás.