Diario de León

Balonmano | Liga Asobal

El Ademar ofrece el enésimo recital

Los leoneses no se arrugan ante un gran rival y acaban la primera vuelta invictos a domicilio. Ahora el Barça espera en la Copa Asobal

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A. Ó / P. R.B. | León
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La felicidad de Abanca Ademar cuando juega en Liga fuera de León no se atenúa (24-32). En una pista y ante un adversario con personalidad como es Anaitasuna y su ‘Catedral’, los de Manolo Cadenas llegaban con el billete a la Copa en el bolsillo y durante el encuentro saltaba la noticia, Ademar-Barcelona en semifinales del trofeo copero de este sábado en Valladolid a partir de las 19.00 horas —el otro choque medirá al anfitrión contra Bidasoa—.

El jarro de agua fría de medirse a los catalanes no fue obstáculo para que el equipo sellara otro recital, cimentado desde un Dino Slavic gigantesco bajo los palos para ir creciendo en un encuentro que acababa con aires de festival, ocho arriba y otra muesca en esa impresionante colección de victorias a domicilio.

Arrancaba el encuentro con la tranquilidad del billete a la Copa Asobal ya en el bolsillo tras el fenomenal favor de Granollers ante los riojanos, y con un buen inicio de los de Manolo Cadenas (0-2), con dianas de Marchán y de Juanjo, pero con respuesta tremenda en forma de cuatro goles seguidos de Leandro Elías Borges, una verdadera pesadilla para los leoneses. Y añadiría una quinta muesca al parcial, cinco a cero, Álvaro Gastón antes de llegarse al minuto ocho de juego.

Pero este Abanca Ademar está atravesando momentos de verdadero buen juego y de felicidad. Bastó con ajustar algunos conceptos en la defensa, agilizar las transiciones y buscar mejores selecciones de tiro para que el parcial se diera la vuelta como un calcetín. Y es que a pesar de lagunas decisiones polémicas de la pareja de colegiados anulando un par de acciones atacantes de los leoneses, un parcial de 0-6 devolvía el mando sobre la pita y en el marcador a los de Manolo Cadenas, con la Catedral absolutamente silenciada. David Fernández, Carrillo, Mario López... los goles iban cayendo hasta que el técnico local trataba de frenar la sangría con un tiempo muerto.

Pere Vaquer frenaba diez minutos de sequía local con un 6-8, pero los colegiados excluían casi a la vez a Iban Meoki y Chocarro, dejando al Anaita durante minuto y medio con cuatro jugadores de campo.

Entre la colaboración de un Abanca Ademar algo agarrotado, pasando por algunas decisiones más que discutibles de una pareja de colegiados que quería compensar las decisiones anteriores, y con un Anaitasuna que ahora sí encontraba con facilidad las vías de penetración hacia las mallas de Slavic, una última diana de Borges —que se había perdido en una serie de lanzamientos muy forzados tras su gran arranque— ubicaba el luminoso en un 12-15 que dejaba las cosas mucho más intensas de cara al segundo acto.

Pero tras el asueto, los maristas volvieron a poner tierra de por medio con el poderío de la primera línea, dos golazos de Ivan Mosic, y con el arma letal que es siempre el contragolpe del conjunto leonés, Mario López para ponerse con 13-18. Eso sí, el susto llegaba cuando Mosic se hizo daño en el hombro en uno de sus lanzamientos. Pero en un ataque sin portero, los navarros recuperaron el balón y aunque Slavic entró a la carrera, no pudo evitar el 15-18.

El mando en el encuentro seguía en las manos de los visitantes, pero poco a poco Anaitasuna se iba metiendo en el encuentro. Eso sí, cuando se acercaban a tres, en ese momento surgían poderosas figuras como Mario López, dos dianas seguidas para poner en el electrónico un 16-21. Dos minutos a Erwin daban algo de oxígeno a la escuadra navarra por retener una pelota. Pero todo lo contrario. Las prisas de los navarros hicieron que ni contra cinco pudieran progresar. Es más, del 16-18 se pasaba en un parpadeo a un 16-22, seis de diferencia para un Ademar de León que crecía desde la maravillosa figura de Slavic bajo los palos. David Fernández estaba muy inspirado en el ataque, sin afectarle las noticias sobre su futuro, mientras Mario López seguía engrosando su casillero carrerón tras carrerón, siete metros tras siete metros. Restaban diez minutos, Ademar ganaba de siete (20-27) pero en el pabellón del Anaitasuna circulaba la noticia como la pólvora, Abanca Ademar-Barcelona en las semifinales de la Copa Asobal del sábado. Quizás también se supo en el banquillo leonés, en la pista, en todas partes, pero eso no afectó a la concentración del bloque marista.

Al contrario, las ventajas a favor de los visitantes seguían aumentando porque este equipo jamás pierde la concentración y aplica la misma fuerza en el minuto uno que en el sesenta, ganando de ocho o empatando. Las rentas llegaban casi a la decena de tantos, aunque un siete metros local puso el 22-30. Y eso que en la segunda parte los de Cadenas habían sufrido seis exclusiones de dos minutos por ninguna los locales. Tremendo.

Pero ni eso pudo frenar el rodillo marista, que acababa con ocho arriba y oteando ya a la maquinaria culé en el horizonte. ¿Quién dijo miedo?

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