Diario de León

«Aprendí como un novato y volveré para intentar ganar»

El doble campeón mundial de rallies anuncia que regresará, con la experiencia y la lección aprendida, para tratar de ganar el raid

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A. Briano - madrid
León

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Carlos Sainz supo lo que es el Dakar, sus luces y sus sombras, el desierto, las dunas, las trampas, la hierba de camello... Aprendió como un novato humilde, ganó cuatro etapas, terminó undécimo en la general y ya está deseando buscar el triunfo el año que viene. Está convencido de que, si el dichoso embrague no se le hubiera estropeado, podría haber llegado al Lago Rosa en el podio. El doble campeón del mundo madrileño firmó con una actuación brillante al inicio, en pistas similares a las del Mundial de rallies, pero se hundió en la arena de Mauritania y cedió mucho terreno por ese problema mecánico que se podía haber evitado si en Volkswagen hubiesen hecho un mantenimiento más adecuado del coche, tras haber perdido tiempo en salir de la arena en la séptima etapa. Sainz, empero, se declaró único culpable del percance. A pesar de lo que pueda pensarse, los Volkswagen aún no están preparados para el Dakar. Mientras en un Mitsubishi un cambio se puede sustituir en un cuarto de hora por parte de un piloto, y en menos de diez minutos por un mecánico, en los Touareg el especialista tarda más de dos horas en cambiarlo. Estos son los comentarios de Carlos Sainz, a modo de diario, a lo largo de la prueba africana. En la etapa 1, el 31 de diciembre: cuando fue primero en la clasificación general: «Estoy muy satisfecho de haber logrado el mejor tiempo nada más comenzar. Las condiciones no eran nada fáciles. Hubo incluso un cruce poco visible que nos obligó a retroceder». En la tercera, ya en Marruecos, era cuarto: «Descubrimos lo que significa salir el primero en una etapa. No teníamos ningún automóvil delante cuya nube de polvo pudiéramos seguir, por lo que tuvimos que trazar la ruta por nuestra cuenta y, por desgracia, nos perdimos. Se echa mucho de menos no disponer de datos GPS». En la siguiente volvía a mandar: «Me asombró volver a estar en cabeza de nuevo. No nos pareció que fuéramos especialmente rápidos». En la sexta era segundo: «Comenzamos con muy buen pie. Adelantamos a Jutta Kleinschmidt y alcanzamos a Nani Roma. Un pinchazo en una rueda mientras seguíamos la estela de polvo que Roma levantaba nos obligó a parar a 20 kilómetros de la meta y después nos perdimos». En la octava era décimo sexto: «Sufrí una avería desgraciada en el embrague al principio de la etapa. Me remolcaron hasta la salida para reparar y volví a tomar la pista con mucho retraso. Quería seguir para aprender y llegar a Dakar como fuese». Y llegó el primer descanso: «Comienzo a conocer de verdad este fascinante deporte. Lo que me gusta es que no todo depende de la velocidad». En la nueve era 13º: «Con el motor dañado, fui remolcado por Blázquez hasta la meta. Al menos, logramos poder seguir en competición». Al día siguiente ganaba y lo gradecí a a los mecánicos. En la 11ª: «Iba más o menos bien hasta que di con la parte posterior en un arbusto que cubría la raíz de un árbol. Seguimos adelante pese a que una de las ruedas traseras no dejaba de moverse en todas direcciones y, aún así, llegamos en cuarto lugar». Y en la 12: «Chocamos con una roca que no pudimos ver a causa del polvo y no solamente averiamos una rueda, sino que, además, tuvimos que volver a sujetar uno de los conductos del líquido de frenos». En la pènúltima, de nuevo penurias: «Nos perdimos en un punto en el que había un error en el libro de ruta. Me pareció una eternidad el tiempo que estuvimos dando vuelta». Y el último día, relax: «Ya se ha acabado. Estoy feliz por haber superado mi primer Dakar y haber aprendido mucho durante quince días. Deseo que comience la aventura del año que viene para intentar ganar. Vine con humildad a aprender. Ya conozco las dunas y las trampas que encierran».

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