Diario de León

Ciclismo

Arranca el Tour de los enmascarados

La pandemia llena de incertidumbre una edición que tiene a Bernal y Roglic como favoritos Pinot, Landa, Dumoulin y Pogacar, claras alternativas al título

Primera etapa

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J. Gómez Peña | Niza
León

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Aunque ha cumplido solo 23 años, Egan Bernal no tiene edad. El ganador del último Tour y firme candidato a repetir título en la edición que parte hoy desde Niza es un tipo tranquilo que habla como los viejos ciclistas supervivientes de mil batallas. De su fuerza física no hay duda. De su solidez mental dan testimonio sus declaraciones. «En el Tour hay que tirar las cartas de una en una», aconseja. Tan joven y ya es historia en su país: el primer colombiano que ha llegado de amarillo a París. Mito para siempre.

Lleva el dorsal número 1 y quiere confirmar que el Tour está en la era de Egan Bernal. Pero en su segundo asalto al podio le ha tocado un año extraño, lleno de incertidumbres sanitarias, económicas y sociales. La pandemia ha impuesto otra visión sobre el mundo y el Tour no es ajeno a ese tsunami. Para evitar contagios, los corredores están aislados fuera de la carrera, se limita el acceso del público, la caravana de la ronda pasa de 5.000 a 3.000 componentes... El gel antiséptico está en cada esquina y la mascarilla es obligatoria. Es el Tour de los enmascarados. En París, uno de ellos mostrará su sonrisa en el atardecer de los Campos Elíseos. Bernal es la referencia, aunque hay más. Mostró fatiga en el reciente Dauphiné. A su altura se ha colocado el esloveno Primoz Roglic, vencedor de la Vuelta a España 2019 y casi imbatible en cada carrera que le ve. El parón por la pandemia lo ha alterado todo. Ningún ciclista ha podido entrenarse como hasta este año lo hacía. Ni casi competir. Pisan territorio desconocido. Y eso alienta la incertidumbre. En carreras previas al Tour, Bernal ha parecido vulnerable, a menor nivel que Roglic. Tampoco el equipo del colombiano, el Ineos, parece tan invulnerable. La escuadra de Roglic y Dumoulin, el Jumbo, asusta más. Aunque no se libra de las dudas: Roglic se retiró del Dauphiné por una dura caída y Dumoulin viene de más de un año sin correr. Mirando de reojo esa esperada pelea entre Ineos y Jumbo, hay más candidatos. «Estoy ante la oportunidad de mi vida», se atreve Mikel Landa, líder al fin de un equipo con la entidad del Bahrain-McLaren. También Thibaut Pinot, eterno aspirante francés, se siente ante una edición hecha a su medida, con montaña en casi todas la etapas y solo una contrarreloj, el penúltimo día, que termina en una de las cimas donde ha crecido, La Planche des Belles Filles. Los diseñadores de este Tour lo rotularon pensando en Pinot. Juega en casa.

A esa lista se unen Nairo Quintana, que como Landa ha buscado un equipo a su servicio, el alemán Buchmann, el colombiano ‘Superman’ López, el mallorquín Enric Mas, el ecuatoriano Carapaz -segunda baza del Ineos, que presenta también al joven Sivakov- y el esloveno Tadej Pogacar, que apenas tiene 21 años y que ya fue tercero en la Vuelta a España 2019. Es otro dorsal emergente. Nadie en la ronda española del año pasado llegó a la última semana con más reservas que Pogacar. Su exhibición en la sierra de Gredos aún resuena. Intimida. Eso sí, no conoce el Tour, la carrera más despiadada, la que no da un día de tregua. O hay montaña, o viento, o velocidad saltando rotondas. La Grande Boucle es un ogro que, sin embargo, no arruga a Bernal, el dorsal calmado.

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