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Benzema mantiene las espadas en alto

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Óscar Bellot
León

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Quienes esperaban que la Liga se decantase este domingo se llevaron un chasco. El líder tuvo al Real Madrid durante más de una hora al borde del KO definitivo, pero Benzema, con otro gol sobre la bocina, permitió que los blancos regresasen a la vida. Ausente por lesión en los tres encuentros precedentes, el delantero francés acudió al rescate del equipo de Zinedine Zidane en un derbi en el que el Atlético le dio un repaso a su contrincante en la primera parte, antes de ceder metros avanzado ya el segundo periodo, con consecuencias indeseadas para la escuadra de Diego Pablo Simeone.

Hábil de entrada para ganarle la partida de ajadrez a su homólogo marsellés, el Cholo fue sin embargo demasiado conservador en el último tramo para abatir de una vez por todas a su presa cuando la tenía a tiro. Su Atlético sigue disponiendo de una renta notable sobre el vecino de la capital, cinco puntos, y se guarda una bala en la recámara con el choque aplazado frente al Athletic que disputará el miércoles, pero ve cómo el Barça acorta distancia y el Madrid continúa en la pelea. Los azulgranas, a tres puntos de la cima, aunque también con un partido más, fueron los grandes beneficiados de otro litigio con muchas revoluciones pero no poco fútbol.

Simeone aplicó un par de modificaciones respecto al duelo contra el Villarreal para ubicar a Trippier y Carrasco, sus puñales predilectos, en las bandas, y mantuvo a Joao Félix fuera del bloque inicial, en beneficio de Correa. El propósito era aprovechar el mayor dinamismo del argentino para lograr superioridad en el centro del campo y cegar a Modric y Kroos, los engrasadores del juego blanco. El plan le funcionó de maravilla hasta el descanso frente a Zidane, que devolvió los galones a Benzema y formó con Rodrygo y Asensio como escoltas del lionés en el tridente ofensivo. La presencia del paulista desplazó a la izquierda al balear, pero ni uno ni otro fueron capaces de inquietar a la compacta zaga del anfitrión. No así el ariete, determinante como acostumbra.

La superpoblación de efectivos en la medular y el mayor ímpetu dieron el mando al Atlético, armado en torno a un 4-5-1 cuando atacaba el Real Madrid y muy vertical en la salida. Así descorchó el cuadro de Simeone pronto el pleito, mediante una acción que conectó la exuberancia física de Marcos Llorente con la capacidad resolutiva de Luis Suárez. El '14' le ganó la partida a Nacho en la divisoria y salió en estampida por la derecha, desde donde trazó un pase letal para que el '9' batiese a Courtois golpeando con el exterior al palo largo. La superioridad local en el primer asalto fue incontestable. Rebasado táctica y físicamente por su adversario, el Real Madrid apenas replicó con golpeos lejanos. El más peligroso, un violento latigazo de Casemiro desde fuera del área que repelió Oblak con apuros. Sin desborde por los costados y atascado por el centro ante el embudo colchonero, el vigente campeón generó muy poco antes del intermedio. Su mayor amenaza estuvo en un toque con el brazo de Felipe a la salida de un córner que Hernández Hernández, árbitro bajo sospecha del madridismo, no estimó punible. Acciones como esas se han pitado a veces y se han dejado de señalar en otras porque el criterio es difuso y maleable. Reacción blanca La polémica no puede ocultar que el Atlético fue justo ganador al descanso ante un Real Madrid de nuevo chato en ataque, blando en las pugnas y poco ambicioso en su planteamiento. Pese a ello, Zidane no metió el bisturí al descanso. Mismos cromos para un guion retocado. Avanzó líneas el Real Madrid y empezó a intimidar. Un centro bombeado de Casemiro permitió a Nacho probar a Oblak con un remate de cabeza. A los blancos no les quedaba más remedio que exponerse y el Atlético pudo haber sentenciado con espacios, de no mediar otra gran actuación de Courtois. El belga le sacó primero una formidable a Carrasco y casi de inmediato otra a Luis Suárez, ambas a bocajarro.

El carrusel de ocasiones animó a los dos técnicos a sacudir el árbol. Dio tregua Simeone a Lemar para introducir a Saúl y después a Joao Félix por el chispeante Carrasco, mientras Zidane alistaba a Valverde y Vinicius por un Rodrygo apagado y un Asensio otra vez plano. Sin tiempo para que se asentasen los relevos, Correa pudo dar la estocada con un remate forzado que no cogió veneno. Configurado ya con cuatro centrocampistas puros, el Real Madrid rozó el empate con un zurriagazo de Valverde al que respondió Oblak de puños y en un disparo cercano de Benzema que se fue fuera. Para entonces el Atlético había comenzado a gestionar el botín, confiado en su solidez defensiva y con Luis Suárez como un islote arriba. El repliegue le pasó factura porque el '9' blanco se empeñó en buscarle las vueltas al líder. Avisó con un remate a bocajarro a pase de Vinicius y luego ejecutando un libre directo con mucho peligro. En ambas oportunidades emergió un Oblak colosal. A la tercera, el francés no perdonó. Se asoció con Casemiro, el hombre para todo en este Real Madrid funambulista, y rompió la telaraña colchonera. Las espadas siguen en todo lo alto.

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