Diario de León
Karim Benzema volvió a anotar tres goles. Lo hizo frente al PSG en los octavos de final y ayer hizo lo propio para encarrilar la eliminatoria frente al Chelsea. HALL

Karim Benzema volvió a anotar tres goles. Lo hizo frente al PSG en los octavos de final y ayer hizo lo propio para encarrilar la eliminatoria frente al Chelsea. HALL

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Benzema acribilló el muro azul. El décimo triplete en la carrera del insaciable delantero lionés, segundo consecutivo en la Champions tras el que sirvió para incendiar al PSG en el Santiago Bernabéu, le valió al Real Madrid para rendir el fortín de Stamford Bridge y cosechar el primer triunfo de su historia ante el Chelsea (1-3).

A la sexta fue la vencida para los blancos, que tras cinco intentonas fallidas en la extinta Recopa, la Supercopa de Europa y la Champions, lograron abatir por fin al conjunto londinense y encarrilaron un pase a semifinales que tendrán que certificar la semana que viene en su coliseo del Paseo de la Castellana. El gol de Havertz mantiene vivo al defensor del trono, pero el trece veces rey de Europa le dio un repaso a domicilio que consolida las opciones del equipo de Carlo Ancelotti, tan ambicioso como efectivo y solidario, para recuperar el bastón de mando en el continente.

El preparador de Reggiolo, recuperado para la causa, se adjudicó el duelo en la banda tras vitaminar a su once con la inclusión de Valverde, soberbio a la hora de confrontar a los correcaminos del cuadro londinense y auxiliar a Carvajal en el lado débil de la zaga blanca. De nada le sirvió a Tuchel volver a su esquema clásico porque, pese a que los ‘blues’ acudieron al envite con la jerarquía que se le presupone al vigente campeón de Europa, fue el Real Madrid el que marcó el rumbo en una primera parte trepidante en la que los blancos exhibieron una hoja de servicios casi impecable.

Cierto es que el equipo de Ancelotti sufrió un grave quebranto con un despiste de Militao que le costó la amarilla al brasileño. Pero el Real Madrid se repuso con grandeza. Un tuya-mía entre su dupla de oro derivó en un centro inmejorable de Vinicius desde la izquierda y un testarazo de Benzema. El muro azul colapsó y se derrumbó con estruendo. Porque a renglón seguido fue Modric el que levantó el periscopio desde la derecha y divisó a Benzema, que volvió a vestirse de Santillana para firmar el segundo.

Jarreaba el cielo en Stamford Bridge, pero al dueño del recinto lo que le atormentaba era el vendaval ofensivo de un Real Madrid tan voraz como quirúrgico. Pero Jorginho encontró una rendija por la que filtró un centro que cazó Havertz para recortar la ventaja lanzándose en plancha tras ganarle la espalda a Carvajal. El sopapo no aturdió al cuadro de Chamartín, que estuvo a punto de abrir gas de nuevo antes del descanso. Una salida en estampida permitió a Vinicius conectar con Benzema, que malogró con la zurda el remate más franco que había tenido en un primer tiempo frenético.

Tuchel asumió la superioridad del Real Madrid al paso por la caseta, porque de vestuarios regresó el Chelsea con un plan nuevo. Pasaron a cerrar con cuatro los ‘blues’ con la entrada de Kovacic por un errático Christensen y la inclusión de Ziyech por Kanté. Pero la idea se fue a pique en un pestañeo. Porque Mendy, el mejor portero del mundo en la última edición de los premios The Best, se alistó en el pelotón de Ulreich, Karius y Donnarumma, víctimas propiciatorias del poder intimidatorio de Benzema, que aprovechó el regalo para firmar la décima diana en sus cuatro últimas comparecencias. El león más fiero de la selva.

La prodigiosa manopla que sacó poco después Courtois para evitar que un trallazo de Azpilicueta reventase las telarañas de su escuadra tornó aún en más grotesco el galardón de la FIFA al senegalés. Ver para creer. Tuchel quemó sus últimas naves recurriendo a Loftus-Cheek y Lukaku para buscarle las vueltas al sacrificado bloque de Ancelotti. La entrada de la bestia belga y la salida del cacique brasileño cambiaron el paisaje del pleito, con un Chelsea volcado a la desesperada. Apostó Ancelotti por Camavinga para dar oxígeno extra a los blancos, que supieron resistir el zafarrancho de combate ‘blue’ y regresan a Madrid con una renta que vale su peso en oro. Un paso de gigante.

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