Benzema y Vinicius tiran del Madrid

El Real Madrid fue un martillo pilón en Kiev pero pasó las de Caín en el Bernabéu para vencer al Shakhtar (2-1) y situar el pase a octavos de final de la Liga de Campeones a tiro de piedra. El cuadro ucraniano, mejor abrigado y más sagaz que hace un par de semanas, puso contra las cuerdas durante media hora a los blancos porque el conjunto de Carlo Ancelotti sesteó cuando la ola le favorecía. Dejó crecer a su adversario y frisó el precipicio. Se encendieron todas las alarmas en un Santiago Bernabéu aburrido con el feo cuadro que le pintaba su dueño. Pero Vinicius y Benzema se encargaron de desactivarlas nutriendo esa sociedad del gol que mantiene las constantes vitales de los blancos.

Un doblete del delantero francés, fruto de sendas asistencias del extremo brasileño, sacó del atolladero al Real Madrid y le permitió reencontrarse con la victoria en el Bernabéu 42 días después de su último triunfo como local ante el Mallorca, aunque ni mucho menos le sirvió para reconciliarse con su afición, que tuvo motivos para reprochar la falta de actitud y energía de los suyos en una tarde sombría en las que las únicas luces que permanecieron encendidas fueron las de Vinicius, Benzema y Courtois.

A ellos sigue agarrándose la escuadra de Chamartín para avanzar mientras el bloque sigue sin despegar. Son solistas incomparables pero para ganar títulos hace falta una orquesta, Ancelotti no termina de encontrarla y no le queda otra que exprimirles más de lo aconsejable. Benzema lleva semanas entre algodones y se marchó renqueante. Conviene extremar la precaución con el ‘9’ porque el Madrid no puede permitirse ni un resfriado de su emblema.

El plan ucraniano pasaba porque el Real Madrid se hiciese largo invitándole a presionar muy arriba y así encontrar espacios para amenazar al contragolpe. El Shakhtar es un equipo bipolar: peligroso arriba pero tierno en defensa. En el Olímpico de Kiev fue Kryvtsov quien bajó el puente levadizo con un autogol que aligeró la carga del Real Madrid. Y en el Bernabéu le tocó a Marlon el papel de aliado inesperado perdiendo un balón ante Vinicius que permitió al carioca repartir a Benzema una asistencia para que el lionés marcase a placer uno de esos tantos para la historia: el número mil del Madrid en la Champions.

El viento soplaba a favor de los blancos, pero sufrieron una bajada de tensión que les pasó una tremenda factura. Anestesiados por la ventaja, plegaron velas y otorgaron todo el protagonismo al Shakhtar. Fue Fernando quien penalizó el apagón blanco tras una gran dejada con el pecho de Alan Patrick. El Real Madrid se marchó a vestuarios con el castigo justo a su apatía. Por más que tropiece una y otra vez en la misma piedra, su capacidad de aprendizaje parece mínima. No hay enemigo pequeño en la Champions y las desconexiones se pagan caras.

El paso por la caseta no tuvo efecto en los locales, tan erráticos con la pelota y desordenados en la presión como en el primer tiempo. Pero cuando el Shakhtar se encontraba más cómodo, el Madrid volvió a la vida en una acción aislada. Vinicius descargó para Casemiro, que se inventó una filigrana para dejar solo a su compañero. Pisó área y divisó otra vez a Benzema, que mandó el balón a la jaula antes de abrazarse con su mejor escudero. Ni así pudo respirar tranquilo el Madrid frente a un Shakhtar que no se dio por vencido.