Bispo, el espíritu de un competidor solidario

Alexandre Bispo luce la bandera de León, en este caso de sus dos casas españolas, La Bañeza y San Esteban de Nogales. Lo hace en el raid m´s duro y mediático del mundo en el que aspira, tras no poder hacerlo en la edición del año pasado, acabar. Pero eso no lo es todo para él. Tampoco luchar por mejorar posiciones.

Su ADN es el de los auténticos competidores, deportistas que aspiran a mejorar pero que no olvidan el apartado solidario. Más bien lo priorizan. Y eso es lo que ha hecho Bispo. Y nada menos que en una etapa en la que su gesto le costó 12 horas de pérdida en la general. Algo insignificante para él. Por encima estaba ayudar a una competidora, piloto de motos como él, a la que ayudó a superar varias caídas y acompañó hasta la meta de la primera jornada. Lo hacía convirtiéndose en el escudero de Sara Jugla, quien desde hace dos días corre con el brazo izquierdo vendado y dolorido. Juntos siguen adelante delante.

Ella agradecida y él satisfecho de ver como un posible abandono, el de Sara, es al menos por el momento algo que no se contempla. Y en gran medida porque en una etapa tan exigente Bispo fue capaz de pararse para acompañar a Sara en el tramo final. «El año pasado yo sufrí caídas y percances que me obligaron a abandonar y por eso cuando en la zona de repostaje vi que Sara me necesitaba no lo dudé», apunta el piloto de raíces bañezanas. Y más cuando este le pidió si podía continuar a su lado bien entrada la noche.

Dicho y hecho. Ambos lograron completar la jornada y aunque a Bispo esta circunstancia le ha llevado a ceder un buen tiempo eso es lo de menos para él. Sabe que hoy es por alguien y mañana puede ser por ti. Y más en un Dakar tan exigente y a veces ‘traicionero’ que puede llevarte a dejar en el camino tus ilusiones. Y las de Alexandre Bispo no son otras que poder acabarlo. Ya quedan menos etapas para conseguirlo.